miércoles, 26 de enero de 2011

Sabios constructores de la paz





La paz es fruto de unas relaciones humanas y sociales justas y bien llevadas; por ello la sabiduría es esencial para usar lo que se sabe con el fin de vivir con mayor armonía y felicidad, individual y grupalmente.




Cuando se escucha la palabra "sabio" puede venir a la mente la imagen de un anciano barbado, rodeado de libros o de útiles de laboratorio, depositario de muchos conocimientos. Pero más allá de tópicos y lugares comunes, ¿en qué consiste la sabiduría que lleva a la paz? La paz es fruto de unas relaciones humanas y sociales justas y bien llevadas; por ello este aspecto de la sabiduría es esencial. Recordando, además, que "sabiduría" no es el mero acumular datos e informaciones, sino la capacidad de usar lo que se sabe para vivir con mayor armonía y felicidad, individual y grupalmente.

La sociedad de nuestros días corre sin tregua una carrera llamada "tecnológica" destinada, se dice, a elevar la calidad de vida y a incrementar la comunicación entre los ciudadanos. Pero cada vez hay más personas solitarias y el tejido social se ha vuelto quebradizo. Es evidente, pues, que el multiplicar las herramientas de comunicación, por muy sofisticadas que sean, no contribuye de por sí a restablecer la capacidad de vincularnos con nuestros semejantes, promover el diálogo y solucionar los conflictos. Para que las relaciones humanas sean estables y duraderas es necesario un aprendizaje que empieza desde el nacimiento y es fruto, sobre todo, de la imitación, pero también del "imaginario colectivo", de los valores predominantes y la cultura de una sociedad. Por supuesto, las relaciones humanas gratificantes son fruto también de la libertad de las personas.

Entonces... ser sabios y generadores de paz, ¿está en manos de sólo unos cuantos privilegiados? Creo sinceramente que no. Incluso diría que está al alcance de todo tipo de personas. Si hubiera que elegir una especie de "menú" de conocimientos y habilidades que hay que transmitir a los niños y jóvenes para que sean sabios constructores de paz, podrían pensarse innumerables asignaturas: descubrimiento y amor a la naturaleza, arte, música y contacto con la belleza en general; habilidades sociales, trabajo en equipo, etc. Otros propondrán la lectura de los clásicos, las ciencias, el deporte, una creencia religiosa...

Pero hay algo que no puede faltar; un ingrediente esencial, básico y al alcance de todos: la vivencia honda y simple del propio existir. "Sabiduría" viene de saber, pero también de sabor; es el "paladear" el hecho escueto de que existo. Antes incluso de ponerle nombre o raciocinar sobre ello, cada persona debe contactar en algún momento de la vida -cuanto antes, mejor- con la maravilla de que existe. El poeta y pensador Alfredo Rubio lo resumía en dos versos:

"¿No será eso acaso
el pozal más profundo
de la sabiduría?:
¡saborear lo que se siente
sin poderlo dudar, "Existo"!"

Esta vivencia la han tenido millones de seres humanos desde que el homo sapiens inició su camino sobre la tierra. Pero es una experiencia que se favorece cuando los padres acogen al neonato con alegría y con amor. Acompañar al pequeño en el descubrimiento de que su existencia -tal como es, él o ella- es un portento maravilloso y digno de todo respeto, es una de las tareas más hermosas de los adultos. El niño sabrá que su existencia es leve, frágil, pero... ¡qué importante es ser! Más aún porque podría no haber existido nunca, y sin embargo existe. Esta experiencia es fuente de paz porque quien valora su propio ser tal como es, tenderá a comprender que cada uno de los demás también es una maravilla, es él mismo y digno de todo respeto.

jueves, 13 de enero de 2011

Novena en honor de Ntra. Sra. de Altagracia



ORACIÓN PREPARATORIA
Oh  Madre querida, Virgen dulcísima de Altagracia. Patrona nuestra! Míranos aquí, postrados en tu presencia, deseosos de ofrecerte en este novenario el testimonio de nuestro amor y correspondencia a los innumerables favores que de tus manos hemos recibido Tú eres nuestra Abogada, y como menesterosos venimos a encomendarte nuestras necesidades. Tú eres nuestra Maestra, y como discípulos venimos a aprender los ejemplos de tu santa vida. Eres nuestra Madre, y como hijos venimos a ofrendarte todo el amor de nuestro corazón. Recibe Madre querida, nuestras alabanzas y escucha atenta nuestras súplicas. Amen.
(Pida cada uno las gracias que desee obtener de la Santísima Virgen de Altagracia).

SUPLICAS1ª  ¡Oh Madre dulcísima de Altagracia, toda pura e  Inmaculada desde tu Concepción!, te suplicamos bendigas bondadosa a nuestros hijos, conservando la inocencia de nuestros niños y aumentando el amor a la pureza de nuestra juventud.     Ave María……

2ª. ¡Oh Madre dulcísima de Altagracia, modelo admirable de madres y esposas cristianas en la humilde casita de Nazaret, te suplicamos bendigas nuestros hogares, haciendo florecer en ellos la santidad  del matrimonio. Ave María……

3ª ¡Oh Madre dulcísima de Altagracia, que tuviste la dicha de recibir en tus brazos a tu Santísimo Hijo muerto por nosotros en la Cruz, te suplicamos nos socorras a todos en la hora de la muerte, para que muriendo con el nombre de Jesús en los labios y en el corazón, podamos volar a la gloria de vuestros brazos maternales.
Ave María….
ORACIÓN FINAL
¡Virgen Santísima de Altagracia! De todo corazón te agradecemos las continuas bendiciones que sobre nosotros derramas. De tus manos y de tu corazón maternal recibimos cada día el sustento que nos da nuestro Padre del cielo. Tu eres nuestra defensora en los peligros, nuestro socorro en las necesidades y nuestra esperanza en los sacrificios de nuestra vida cristiana. Por tu Corazón Inmaculado queremos tributar a Dios un himno de acción de gracias por tantos beneficios dispensados. Te prometemos ¡Oh Madre! Gratitud y fidelidad. Tu reinarás siempre en nuestros hogares y en nuestro pueblo, donde todos te veneraremos como a Señora y Madre, haciendo florecer todas tus virtudes. Haznos dignos de llamarnos tus hijos, a fin de que sirviendo a Dios y a Ti en este mundo, alcancemos la más alta gracia que nos traes: una muerte cristiana que nos abra las puertas del cielo. Así sea.

sábado, 8 de enero de 2011

NUESTRO COMPROMISO BAUTISMAL

Por Gabriel González del Estal

1.- Hoy se acaba el tiempo litúrgico de Navidad; Jesús tiene ya treinta años. Hasta ahora ha vivido una vida socialmente humilde, callada y anónima, como un judío observante y fiel a la Ley de Moisés. Ha sido circuncidado, pero no bautizado. Para los hombres judíos la circuncisión era un rito imprescindible para entrar a formar parte del pueblo de Israel, del pueblo elegido por Dios. De que el niño fuera circuncidado se encargaban los padres del niño, cuando este era aún muy pequeño. La circuncisión era para los hombres judíos un rito muy parecido a lo que es hoy para nosotros el sacramento del bautismo, tal como hoy lo practicamos. El bautismo, en cambio, suponía una decisión personal de consagrarse a Dios y de renunciar al pecado. El que decidía bautizarse, decidía cambiar de vida, empezar a vivir para Dios, cumpliendo fielmente la Ley de Dios. Así era el bautismo de Juan: un bautismo de arrepentimiento de los pecados y de conversión a Dios. A este bautismo es al que se presentó Jesús, poniéndose en la fila de los que querían ser bautizados, como un judío más. Bien, lo que sucedió ya lo sabemos; nos lo cuenta hoy San Mateo, en su evangelio. Yo quiero ahora hacer una reflexión, más pastoral que teológica, sobre el tema del bautismo, para nuestro tiempo de hoy. Nosotros fuimos bautizados a los pocos días de nacer. Nos bautizaron en el bautismo de Jesús, no en el de Juan Bautista, y lo decidieron nuestros padres, siendo fieles a su fe y a su tradición cristiana. Pero resulta que muchos de nuestros jóvenes hoy no tienen ya la fe de sus padres y no quieren vivir en ella. ¿Qué debemos hacer los padres, catequistas y sacerdotes en estos casos? Yo creo que debemos acentuar la importancia y el significado personal y cristiano de la renovación de las promesas del bautismo. Cada joven debe decidir y expresar libre y conscientemente ante la Iglesia de Cristo si quiere vivir como bautizado, en la fe de la Iglesia. Tiene que aceptar su bautismo como un compromiso personal y como una decisión definitiva de vivir como cristiano. Los que no quieran aceptar su bautismo, viviendo como auténticos cristianos, merecen todo nuestro respeto, pero no los podemos considerar como cristianos. No queremos llamar cristiano a un joven por el simple hecho de haber sido bautizado por la decisión de sus padres, sino al que decide libre y personalmente vivir su compromiso bautismal.
2.- Sobre él he puesto mi espíritu. Jesús de Nazaret fue “ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, y pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo”. Cuando fue bautizado por Juan, Dios le llamó su “Hijo amado, su predilecto”. Cuando nosotros somos bautizados, somos bautizados en el Espíritu de Jesús y Dios nos considera sus hijos. ¿Cómo debe manifestarse en nosotros el Espíritu de Jesús? Evidentemente haciendo el bien e intentando curar, en la medida de nuestras posibilidades, a las personas que se hallen esclavizadas por algún mal. En la primera lectura, el profeta Isaías nos dice que “el siervo de Yahvé” traerá el derecho y la justicia a los pueblos, abrirá los ojos de los ciegos, liberará a los cautivos y a los que habitan en las tinieblas. Todo esto lo hará con mansedumbre y con fortaleza. Este debe ser nuestro programa, como personas que hemos sido bautizados en el Espíritu de Cristo: ayudar siempre a los demás, empezando por los más desfavorecidos, actuando siempre con amor y fortaleza cristiana. Pues para esto fuimos bautizados en el Espíritu de Cristo.

martes, 4 de enero de 2011

La Epifanía del Señor


La venida de los Magos, presentados como primicia de los gentiles, manifestándose Jesús como primicia de todos los pueblos
 
El término griego Epifanía tenía el significado de entrada poderosa, por méritos propios, en la fama de las gentes, y se refería a la llegada del rey a una ciudad. También servía para indicar la aparición de una divinidad o una intervención prodigiosa de ella. Esta fiesta nación en las iglesias de Oriente en la segunda mitad del s. IV, al mismo tiempo que la Navidad en Occidente, y tenía como objeto celebrar el nacimiento y el bautismo de Cristo. Posteriormente las dos fiestas se celebraron en todas partes, y la Epifanía quedó en Oriente como memoria del Bautismo mientras que en Occidente se propusieron celebrar sobre todo la venida de los Magos, presentados como primicia de los gentiles, manifestándose Jesús como primicia de todos los pueblos. Se revela así el misterio escondido en Dios: "Que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la Promesa en Jesucristo, por el Evangelio". Es, pues, una solemnidad que desborda el tema concreto de los Magos de Oriente, cuya venida se recuerda en la lectura evangélica y cuyo significado es profetizado en la primera lectura y el salmo responsorial. La Epifanía del Señor en la liturgia romana tiene tres momentos: la adoración de los Magos, el Bautismo en el Jordán y las Bodas de Caná

domingo, 2 de enero de 2011

HISTORIA DEL VILLANCICO «NOCHE DE PAZ


Joseph Mohr escribió el villancico «Noche de paz» en 1818. Fue traducido a 300 idiomas. El autor no ganó ni para pagar su entierro. Posiblemente es la canción más emblemática de la navidad. Se compuso en apenas unas horas en Austria en el año 1818. Quién le iba a decir al joven sacerdote de Oberndorf, Joseph Mohr, que el villancico que escribió la tarde del 23 de diciembre de 1818, y mando a su amigo Franz Gruber para que le pusiera música, iba a ser traducido a más de 300 idiomas, cantado por media humanidad y se iba a convertir en una de las canciones más famosas de todos los tiempos? Nadie, sobre todo si tenemos en cuenta que por aquella obra navideña, de éxito indudable hoy, el sacerdote no obtuvo ni para pagarse su propio entierro.

Oración al Sagrado Corazón de Jesús

Oración al Sagrado Corazón de Jesús para una grave necesidad (rezar por tres días). Oh Divino Jesús que dijiste: «Pedid y recibiréis; b...