sábado, 28 de mayo de 2011

CRISTO ES NUESTRA VERDAD

1.- Yo le pediré al Padre que os dé otro Defensor que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. Cuando decimos que Cristo es nuestra verdad no nos referimos a la verdad científica física o química, sino a la verdad de nuestra vida, a la verdad de nuestro espíritu. Científicamente, nuestra condición de cristianos no nos hace más sabios que los no cristianos, ni mejor informados sobre el universo y las cosas. Pero el Espíritu de la verdad que habita en nosotros sí nos da un mayor y mejor conocimiento de Dios nuestro Padre. El cristiano que vive en Cristo y por Cristo vive unido al Padre y, aunque en esta vida de manera imperfecta, conoce la voluntad del Padre, sabe caminar y conducirse por el camino del Padre y actúa de acuerdo con la verdad del Padre. En este sentido, los cristianos decimos que Cristo es nuestra verdad. El mundo, en cuanto tal, “no ve, ni puede recibir el Espíritu de la verdad”, porque no camina por el camino de Cristo. Tampoco los cristianos, por el simple hecho de estar bautizados y llamarnos cristianos, poseemos el Espíritu de la verdad. La condición que nos pone el mismo Cristo para recibir su Espíritu es que le amemos y que guardemos sus mandamientos. El mandamiento de Cristo ya sabemos cuál es: amar a Dios y al prójimo sobre todas las cosas. Por desgracia, muchos de los que nos llamamos cristianos no amamos a Dios y al prójimo sobre todas las cosas, sino que amamos más al dinero, al poder, al éxito social, a los bienes materiales, a nosotros mismos. Amar a Dios y guardar los mandamientos de Cristo no es sólo, ni principalmente, decirlo de palabra, sino vivir como Cristo vivió, vivir guiados por el Espíritu de Cristo. Si vivimos guiados por el Espíritu de Cristo “el Padre nos amará y Cristo también nos amará y se revelará a nosotros”. Un bello mensaje del evangelio de este domingo, según san Juan.
2.- La ciudad se llenó de alegría. Nos dice el autor de los Hechos que la gente de la ciudad de Samaría “escuchaba con aprobación lo que decía Felipe”, el diácono, y que se llenó de alegría al ver los signos que hacía. Este es el objetivo que debemos tener todos los cristianos cuando anunciamos el evangelio con nuestras apalabras y con nuestros hechos. Hablamos para convencer a la gente de la verdad del evangelio que predicamos y para ayudarles con nuestras palabras y con nuestras obras a ser más buenos y felices. Si la gente que nos escucha no queda convencida de la verdad de lo que decimos y de la bondad de lo que hacemos no seguirá escuchándonos mucho tiempo. El mensaje del evangelio sólo producirá alegría en los que lo escuchan cuando estos vean que lo que decimos y lo que hacemos es bueno y beneficioso para ellos. Nosotros normalmente no podemos hacer milagros, ni curar enfermos, pero sí podemos ayudar a la gente a ser más feliz y a superar muchas dificultades internas y externas. Para esto debemos predicar un evangelio que sea de verdad <evangelio>, es decir, buena noticia para los que nos escuchan.
3.- Estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere. La razón de nuestra esperanza, de la que habla aquí el apóstol Pedro, es nuestra fe en Cristo resucitado. Sabemos que si acompañamos a Cristo en su vida tenemos derecho a esperar que también le acompañáramos en su muerte y resurrección. Este nuestra esperanza debe dar fuerza y firmaza a nuestra fe en la resurrección de Cristo. Como nos dice también San Pedro debemos hablar y actuar siempre “con mansedumbre y respeto y buena conciencia, para que en aquello mismo en que somos calumniados queden confundidos los que denigran nuestra buena conducta en Cristo”. Hoy, más que ayer, sabemos los cristianos que no todos los que nos vean y nos escuchen van a aceptar el mensaje de nuestra esperanza, sino que muchos nos denigrarán. Esto no debe desanimarnos, ni debilitar la firmeza de nuestra fe y de nuestra esperanza, porque, como también sigue diciéndonos el apóstol Pedro, “mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal”.

lunes, 23 de mayo de 2011

Explicación de la Santísima Trinidad

La Santa Trinidad: El que intente de entender la Trinidad completamente, perderá su mente, pero el que rechaze la Trinidad perderá su alma.

¿Cómo puede el hombre comprender completamente la composición infinita de DIOS cuando él no puede comprender su propio composición finita?: **Gn. 1:26-27, 3:22, *Gn. 11:7, Dt. 6:4, Is. *6:3, 8, 9:6-7, Sal. 2:7, Mt. 3:16-17, 10:20, 17:5, 28:19, Mr. 1:9-11, Lc. 1:35, 3:21-22, Jn. 3:35-36, 14:26, 15:26, Hch. 5:3-4, *Hch. 17:29 (KJ) Ro. 1:20, *1 Co. 12:4-6, *2 Co. 3:17, *2 Co. 13:13, Ef. 1:2, Col. 2:9, Fil. 2:11, 1 Ts. 5:23-24, Tit. 2:13, **1 Jn. 5:7

La Santa Trinidad actúa en unidad y en bienaventuranza: Lc. 10:20, 1 Co. 15: toda, Fil. 3:21, Ap. 22:17

La Santa Trinidad está en la Sagradad Escritura:

1. Sólo hay más que un DIOS..................Ex. 3:14, *Dt. 6:4, Jn. 17:3
2. No hay otros dioses..............................Is. 43:10,44:6-8, 1 Co. 8:4-6
3. DIOS es el creador..............................Sal. 90:2, Is. 44:24, He. 3:4,11:3
4. El Padre es DIOS...............................1 Co. 8:4-6, 2 P. 1:17
5. El Padre es el Señor............................Gn. 2:8-9
6. El Hijo es DIOS..................................Jn. 1:1-3, Co. 1:16
7. El Hijo es el Señor..............................Jud. 4
8. El Espíritu Santo es DIOS................Job. 33:4, Hch. 5:3-4
9. El Espíritu Santo es el Señor.............2 Co. 3:17
10. Tres personas en un DIOS..................Gn. 1:26, Mt. 28:19, 2 Co. 13:14
11. Padre, Hijo, Espíritu Santo.............Mt. 3:16-17, Mr. 1:9-11, 1 Co. 12:4-6
12. Dioses falsos se perecerán...................Jer. 10:11

La Santa Trinidad (Tri-Unidad) Doctrina: en su perfil brusquísimo, 1 Jn. 5:7-8

1. En el único carácter divino, hay tres personas, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.
2. Ninguna de estas personas es de los otros, cada uno es totalmente Sí mismo.
3. El Padre es DIOS, el Hijo es DIOS, el Espíritu Santo es DIOS.
4. Ellos no son tres DIOSES pero un DIOS. Ellos NO están apartados. Donde está uno, todos están.
5. La Santa Trinidad, un DIOS, y tres personas divinas, funciona en una manera individual y aun así colectivo :
1 Co. 12:4-6.

Una Palabra (el Hijo) no existe sin un Orador (el Padre), y uno no puede ser un Orador sin un Aliento (el Espíritu Santo); así como la Palabra no puede existir sin un Aliento. De este modo DIOS actúa como uno. Él no envía el Hijo independientemente de la plenitud de el carácter divino. Es el Padre y el Hijo y el Espíritu el que está hablando. No puede ser de otra manera, ya que ELLOS son consubstancial en Sus divinidad

UNA EXPLICACIÓN SENCILLA:

Jesús dijo "El que me ve a Mí, ve al Padre"

Mira, no puedes decir ni creer que el Padre sea el Hijo, por que la misma naturaleza te lo demuestra:

NO hay Hijo si no hay un PADRE que lo engendró!!

Acaso el HIJO se engendra a sí mismo?? Por qué llamas a Jesús "El Hijo"???

No lo puedes llamar así amenos que El haya sido ENGENDRADO por otra PERSONA.

Como ves, el Padre y El Hijo son DOS personas DIFERENTES.

Pero después te dice una de esas dos personas, que El y su Padre son UNO.

Bien, está en tí si creerlo o no.

Así como

el hielo es agua
el vapor es agua
el líquido es agua

Aunque esos son TRES estados DIFERENTES; son LO MISMO: Agua.

Así el Padre es Dios
El Hijo es Dios
El Espíritu Santo es Dios

Son TRES personas DIFERENTES, pero son uno SOLO: DIOS.

Cuando te ves al espejo, dices "ese soy yo"

Y si, ese eres tu, ya que es tu IMAGEN.

Pero si eres más específico, esa IMAGEN que ves ante el espejo NO ERES TÚ, ya que la imagen está en el ESPEJO y tu estás en frente del espejo.

Bien, esa imagen es tu imagen y por eso puedes decir "ese soy yo", pero la imagen tal cual NO ERES TU, ya que eres tú quien genera la imagen.

Tu generas la imagen de tí mismo, la "engendras". Pero la imagen no eres tú, pero eres tu.

Me entiendes.


Así el Padre engendra al Hijo y por eso son dos personas diferentes, pero el que me ve a Mí, ve al Padre.

viernes, 20 de mayo de 2011

Cristo manifestó que el Padre sabe la hora de su Segunda Venida (Mr. 13:32)

Sectas como los Testigos de Jehová, los Cristadelfos, los Unitarios (liberales) y religiosos como los musulmanes, pretenden desestabilizar la doctrina de la Trinidad, la cual propone que las tres personas de la Deidad son omniscientes, señalando a Marcos 13:32, donde Jesús dice que nadie sabe, ni aun los ángeles, el día y la hora de la segunda venida de Cristo, excepto el Padre.

Los Unicitarios o Pentecostales del Nombre, a su vez, usan el mismo pasaje para "probar" que el Espíritu Santo no es mencionado porque en realidad es otro nombre para el Padre, tal como ellos lo enseñan en su herejía tan peculiar.

Con respecto a que Jesucristo no conoce la hora de su propia venida, suficiente es mencionar que durante su estadía aquí en la tierra, Jesús limitó el uso pleno de sus atributos de Deidad. Luego de su resurrección, sin embargo, cuando preguntó a Pedro "¿me amas?", éste finalmente le contestó: "Señor, tú lo sabes todo" (Jn. 21:15), Jesucristo no lo contradice, admitiendo de esa manera su omnisciencia, un atributo perteneciente a Dios solamente.

Una vez resucitado, las limitaciones autoimpuestas desaparecen, su Deidad ya no está encubierta y su humillación llega a un final. Todos sus atributos son ejercidos a plenitud, los mismos atributos que tuvo que velar por un tiempo durante su ministerio aquí en la tierra, pero que sin embargo se traslucieron y pudieron ser apreciados por los que convivieron con él.

Ahora bien, ¿qué podemos decir respecto al Espíritu Santo? Cuando Jesucristo dice que nadie sabe del día y la hora, ¿está incluido el Espíritu Santo en ese "nadie"?

En primer lugar, cuando aplicamos el principio hermenéutico que dice que la Escritura interpreta la Escritura, encontramos que ésta sí presenta al Espíritu Santo como omnisciente en el contexto general (Sal. 139:7; 1 Co.2:10-11). Y naturalmente, lo presenta como Dios en varios pasajes. Tomando en cuenta lo anterior, es evidente que Jesucristo no pudo haber incluido al Espíritu Santo en el radio de alcance de la palabra "nadie". Respecto a esta proposición, los eruditos toman diferentes posiciones para interpretar el verso:

1. Es posible que el Espíritu Santo haya, voluntariamente, al igual que la segunda Persona de la Trinidad, sufrido una kenosis (un vaciamiento voluntario) que lo llevó a no ejercer uso pleno de sus atributos durante el tiempo que estuvo ministrando aquí en la tierra junto con Jesucristo. De la misma forma que Cristo tuvo que velar su gloria a los efectos de que los hombres y el mundo material no fueran destruidos con su mera presencia, lo mismo hizo el Espíritu Santo.

2. Teniendo en cuenta 1 Corintios 2:10-11, donde se nos dice que:

a. El Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios (reclamo de omnisciencia).
b. El espíritu del hombre conoce las cosas del hombre, así como las cosas de Dios son conocidas por el Espíritu de Dios.

Se concluye que el Espíritu Santo está incluido implícitamente en la mención del Padre en Marcos 13:32, pero de ninguna manera es la misma persona que el Padre, como dicen los Unicitarios.

3. Jesucristo no menciona al Espíritu Santo ya que los discípulos aun no tenían un concepto claro y definido de su ministerio. Esto sería coherente con el principio bíblico de Revelación Progresiva. Los escritos de los apóstoles traerían nueva información o revelación acerca del Espíritu Santo así como lo hacen en diversos temas.

4. Ha sido acertadamente señalado que el término "nadie" (al igual que "ninguno") puede ser usado en sentido limitado como en esta descripción de Jesús, por ejemplo: "Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas, y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo (Ap. 19:12)". Es obvio que Juan no está diciendo que el Padre no conocía este nombre, ya que en la misma apertura de Apocalipsis se nos dice que todo el libro es la revelación de Jesucristo que el mismo Padre le dio (Ap. 1:1).

Personalmente nos inclinamos hacia la opción número 2, sobre todo cuando la reenforzamos con el Salmo 139:7: "¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?" El paralelismo en el idioma hebreo es rotundo en cuanto a que doquiera Dios esté presente, el Espíritu está presente. No podemos escaparnos de Dios y no podemos escaparnos del Espíritu. Esto significa que ambos son omnipresentes, y como la omnipresencia de Dios está ligada con su omnisciencia (v. 6), y teniendo en cuenta que si uno de los dos tiene un atributo "omni", por definición los tiene todos, concluimos que lo que sabe el Padre, lo sabe el Espíritu.

Concluimos que el pasaje de Marcos 13:32 no prueba que Cristo no es Dios, ni tampoco que el Espíritu Santo es la misma persona que el Padre. <>

martes, 17 de mayo de 2011

LA ALEGRÍA DE LA PASCUA

Después de narrar con detalle los sucesos de la Pasión y Muerte de Jesucristo, los evangelios nos transmiten la gran ALEGRIA PASCUAL de la Resurrección.

Esta alegría no sólo alcanza al hecho de que el Señor haya vuelto a la vida. La Resurrección de Jesús es un suceso ligado a los anteriores. Juntos constituyen lo que se llama el MISTERIO PASCUAL.

Así como la Pascua judía o «paso del Señor» rememoraba el momento en que los israelitas fueron liberados tanto de la esclavitud de los egipcios como de la muerte de los primogénitos, que Dios envió como castigo al Faraón y su pueblo, la nueva Pascua, la Pascua cristiana, es, ante todo, la liberación del hombre de la esclavitud del pecado.

Esta liberación la ha realizado Jesucristo por medio de su Pasión y Muerte en la Cruz y por su Resurrección de entre los muertos. Con ésta, se ha demostrado su poder divino no sólo sobre la muerte, sino también sobre las fuerzas del mal.


Por ello, los relatos de los días siguientes a la Resurrección rebosan alegría:

«El ángel habló a las mujeres: Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús crucificado. No está aquí: Ha resucitado, como había dicho. Venid a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus discípulos: Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis ( ...) Filas se marcharon ( ... ) y llenas de alegría, corrieron a comunicarlo a sus discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: Alegraos» (Mt. 28, 5-9)
Cuando Jesús se aparece a sus discípulos después de su Resurrección, siempre les saluda con las palabras: «Paz a vosotros» La fe y la alegría pascual deben llevar a la paz: « Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.» (Jn. 20, 19-21).

Pero no se debe entender que la alegría pascual fue un estado de ánimo propio de un tiempo cercano a la Resurrección, sino que todo el Nuevo Testamento está como atravesado por esta actitud. Los cristianos tienen motivos para la alegría, que no son pasajeros, que no se basan en cosas de este mundo, sino en la participación ya aquí, en la tierra, de la vida nueva de Cristo.

San Pablo nos dejará muy diversos testimonios de esta dimensión característica del cristiano. Quizá entre todos ellos destaque el del capítulo tercero de la carta a los Filipenses: «hermanos míos, manteneos alegres en el Señor (... ) juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mí Señor, (... ) y conocerle a Él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a Él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos» (1-11).

sábado, 14 de mayo de 2011

UNA PUERTA ABIERTA DE PAR EN PAR

1.- Podemos superar las dificultades con la ayuda de Jesús. En el Libro de los Hechos y en su Primera Carta Pedro nos hace ver que el Jesús crucificado es el Cristo, Mesías y Señor. Ante el sufrimiento de la persecución que experimentan los primeros cristianos, les alienta a no desfallecer imitando el ejemplo de Cristo. El cargó con nuestros pecados para que nosotros muramos al pecado y experimentemos la gracia de la conversión. Ya no vamos a andar como ovejas descarriadas, sino que tenemos un pastor que nos guía. El propósito de la epístola es sostener la fe de los destinatarios en medio de las tribulaciones que les asaltan. Hoy día también los cristianos del siglo XXI somos incomprendidos y, en algunos lugares, perseguidos. Hemos de mantener la entereza y la confianza en Dios. Es lo que proclama el salmo 22 “El Señor es mi pastor, nada me falta”.
2.- ¡Ojo con los falsos pastores! El evangelio de hoy es la respuesta a una pregunta formulada por los fariseos en el capítulo anterior tras la curación del ciego. Preguntan los fariseos: "¿Somos también nosotros ciegos?". Tomando la comparación, bastante habitual en la Biblia, de los pastores (dirigentes) y las ovejas (pueblo), se rechaza a quienes guían al pueblo mirando en beneficio de sus propios intereses económicos y políticos. Son ladrones y bandidos. Los guías de Israel no hacen uso de la puerta, es decir, no aceptan a Jesús. Este es su pecado, al que siguen aferrados. Los falsos pastores no son en este caso los fariseos, sino aquellos que se hicieron pasar por el Mesías y llevaron al pueblo a la desolación. Los falsos pastores buscan las ovejas para aprovecharse de ellas, despojarlas y conducirlas a la ruina. En cambio la misión de Jesús es dar vida a sus ovejas, dar vida abundante e, incluso, desvivirse por ellas hasta el extremo de la cruz.
3.- Una puerta siempre abierta. La salvación pasa necesariamente por Jesús. Jesús camina delante y conoce a sus ovejas. Él es el camino verdadero y viviente. Su vida y su muerte están patentes ante los ojos de todos. No dirige su comunidad desde un despacho. El conocimiento es personal. Él conoce el nombre de cada oveja, y ellas le conocen a él. Nada parecido a un ejército o a una gran empresa. Rebaño y pastor son uno. Jesús es la puerta de entrada de la comunidad cristiana más allá de las herencias sociales en materia de religión. Una puerta siempre abierta es una posibilidad que se ofrece y no es nunca un obstáculo. La comunidad y sus pastores de cada momento habrán de cuidar para no estrechar su dintel, modificando lo establecido por el único Pastor. La fidelidad al Señor es el alimento de su rebaño. Las ovejas, que hacen uso de la puerta, es decir, los que aceptan a Jesús, están a salvo, gozan de plena libertad y tienen abundancia de pastos. Jesús no ha venido a imponer una reglamentación de cargas y prácticas. Una puerta de par en par jamás es obstáculo. Jesús ha venido para que los hombres vivan y puedan acceder a la salvación. No pongamos trabas o dificultades a la salvación que Dios nos regala gratuitamente.

viernes, 13 de mayo de 2011

Una Madre Excepcional. Por Doña "Landy"


Recordemos aquel primer milagro de Jesús y hagámonos la gran pregunta: Quién fue la intermediaria? Repasemos aquel pasaje bíblico de Juan 2, 1-12 y recreemos la   escena: la fiesta en todo su esplendor, hay un gran casorio, están los invitados, los      familiares y todo es alegría, de pronto    alguien nota que no hay vino y esto en esa cultura judía se convierte en un mal inicio para la pareja.

Entonces ocurre que entre los invitados están una madre y su hijo, y entre estos hay una conexión tan intensa, tan absoluta que ella sólo tuvo que decir: “Haced todo lo que El les diga” y ocurrió que el agua se convirtió en vino, porque el hijo hizo la voluntad de la Madre. Pero el detalle que se me hace extraordinario es que entre Madre e Hijo no hubo ruego, no hubo súplica, no hubo mandato; solo hubo conexión. Se hizo la voluntad de la Madre y la Madre conocía cómo complacía al Hijo hacer lo que ella  quisiera.

Hoy, esta historia puede quedarse en ser una historia o un cuento para recordar a Dios hecho hombre en Jesús. Sin embargo, hay una mamá extraordinaria  que concibió un hijo maravilloso en el seno de una familia ejemplar. Repacemos de nuevo las Escrituras y leyéndonos hacia atrás encontramos a María en medio de una sociedad estricta, una sociedad dominada por unas normas que renegaban de una mamá soltera. Cuánto sufriría en la soledad de su habitación aquella mujer que creyó en el mensaje angélico y que se dispuso a ser madre obedeciendo el mandato divino, sabiendo que seria rechazada, aun así obedeció y sabemos como el Señor proveyó aquel esposo y padre ejemplar : José. Es decir, que desde el momento mismo de la concepción la conexión entre mamá  e hijo es biunívoca.

Mamá esperanceña, te agradezco por no deshacerte de tu hijo antes de nacer, te agradezco porque en los momentos tristes estas ahí abrazándolo, cuidándolo, amándolo. Te agradezco por las horas que pasas a su lado olvidándote de ti. Te agradezco por las lágrimas que derramas y que no reclamas. Te agradezco porque eres el canal a través del cual puedo llegar al Padre. Te agradezco por tu chocolate y pan de la mañana y por la bendición de la noche.

!Perdóname y dame tiempo para ser el hijo que tú quieres que sea!

miércoles, 4 de mayo de 2011

Lecturas para el mes de mayo


LA FAMILIA DE MARÍA: LA TRINIDAD EN LA TIERRA


“No es por eso extraño que la Iglesia se alegre, que se recree, contemplando la morada modesta de Jesús, María y José. Es grato -se reza en el Himno de maitines de esta fiesta- recordar la pequeña casa de Nazaret y la existencia sencilla que allí se lleva, celebrar con cantos la ingenuidad humilde que rodea a Jesús, su vida escondida. Allí fue donde, siendo niño, aprendió el oficio de José; allí donde creció en edad y donde compartió el trabajo de artesano. Junto a El se sentaba su dulce Madre; junto a José vivía su esposa amadísima, feliz de poder ayudarle y de ofrecerle sus cuidados”.

Ofrezcamos hoy a nuestra madre, la Virgen María:

Un repaso amoroso de su vida junto a Jesús mientras recitamos los misterios gozosos del Santo Rosario.

Oración al Sagrado Corazón de Jesús

Oración al Sagrado Corazón de Jesús para una grave necesidad (rezar por tres días). Oh Divino Jesús que dijiste: «Pedid y recibiréis; b...