miércoles, 5 de marzo de 2014

Homilía del Miércoles de Cenizas



Homilía del Miércoles de Cenizas
Hermanos y Hermanas llegamos al Miércoles de Cenizas, con este día iniciamos la Cuaresma. La Cuaresma son 40 días de oración, de ayuno, de limosna, de sacrificios, de intensidad… El papa Francisco en el mensaje que nos dirige para esta Cuaresma 2014 nos dice: Dios “se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza” (Cfr. 2 Cor 8,9).
La pobreza nos libera, nos comunica la mayor riqueza de Dios: Cristo. La señal de la cruz con cenizas nos devuelve a la pobreza. La persona humana busca la riqueza material, quiere salir de la pobreza de marginación social, exclusión y explotación del mundo materialista. Pero la búsqueda de la riqueza material no da al hombre la verdadera alegría. El papa Francisco nos dice “No vivir como hijos de Dios, no vivir como hermanos en Cristo, esas son las verdaderas miserias del hombre y de la mujer de hoy”. Este mensaje entra en sintonía con el Profesa Joel, no son las vestiduras que hay que rasgar, es el corazón. Es dejar de vivir de apariencias, y vivir una fe auténtica, una fe intensa.
Nuestras actitudes demuestran grandes miserias. Miserias en nuestra relación con Dios, miserias en nuestra relación con los demás y miserias en nuestra relación consigo mismo.
Por todos es sabido que los atletas aumentan la intensidad para obtener mejores resultados, así en esta cuaresma vamos a aumentar la intensidad de la oración, de la limosna y del ayuno para mejorar las miserias de nuestra vida. Con estos tres ejercicios podemos vivir la intensidad de nuestra vida cristiana.
Ø  La oración: La oración nos ayuda a mejorar nuestra miseria de relación con Dios. Jesús nos invita a orar, y nos da el elemento esencial de toda oración: la autenticidad. “Cuando vayas a orar entra a tu cuarto”, busca lo secreto y tu Padre está en lo secreto. Dios está en lo escondido: Sagrario, Rosario, Vía Crucis, etc. La oración nos descubre la profundidad de Dios. Intensifiquemos la oración como nuestro primer ejercicio de Cuaresma.
Ø  La limosna: La limosna nos ayuda a mejorar nuestra miseria de relación de con los demás. He escuchado que la persona se enaltece cuando extiende sus manos para ayudar al necesitado. El amor de Dios lo hacemos llegar a los demás cuando damos limosnas, la caridad se hace acción, acción que sana y que ayuda, acción que no es indiferente. La tradicional canción “Con nosotros está y no los conocemos” nos invita a pasar de largo. Jesús le agrega el elemento necesario para que nuestra limosna sea perfecta: “No lo anuncien, no lo digan”. Tú limosna debe quedar en lo escondido y sólo Dios sabe premiar lo escondido. En estos tiempos se anuncia todo, se hacen rueda de prensa para anunciar donaciones, se gritan con bocinas por las calles. Jesús nos invita a guardar nuestras acciones para que el único que conoce su valor pueda premiarlas y ese es Dios.
Ø  El ayuno: El ayuno nos ayuda mejorar nuestras miserias personales. El ayuno es nuestro principal sacrificio personal de la Cuaresma. Debe brotar de la alegría de seguir al Señor, y no de la tristeza de una obligación. Jesús nos dice: “Cuando ayunes, perfúmate, alégrate…” Sólo Dios merece tu sacrificio, sólo Él debe notarlo, recuerda: “Sólo Dios premia lo secreto”. El ayuno Fortalece la voluntad, nos da templanza frente a los deseos de la carne, nos enseña a no ser flojos.
Con estos tres ejercicios podemos fortalecer nuestra vida cristiana en esta cuaresma.

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Oración al Sagrado Corazón de Jesús para una grave necesidad (rezar por tres días). Oh Divino Jesús que dijiste: «Pedid y recibiréis; b...