martes, 25 de julio de 2017

Humanae Vitae 49 años después.

Humanae Vitae 49 años después.

Lic. Arismendy Rodríguez

Fue un día hoy, 25 de julio, pero de 1968, cuando el Papa Pablo VI hizo pública su encíclica Humanae Vitae sobre la regulación de la natalidad.
Resultado de imagen para humanae vitaeHumanae Vitae es un escrito profético y como tal despertó una gran controversia y contradicción vigente todavía hoy, puesto que presenta con claridad meridiana la posición de la Iglesia en torno a la licitud de los medios artificiales de control de la natalidad.
La encíclica de Pablo VI ha sido objeto de amplísimos y profundos análisis, a casi medio siglo de su publicación constituye un documento de consulta obligada para todo católico llamado a poner su accionar en coherencia con las enseñanzas del magisterio de la Iglesia en torno a temas tan sensibles como la transmisión  de la vida y el control de la natalidad.
Humanae Vitae está compuesta de tres partes: en la primera parte I. Nuevos aspectos del problema y competencia del magisterio, Pablo VI pone en contexto lo que él llama “un nuevo estado de cosas” palpables en el rápido crecimiento demográfico, disponibilidad de alimentos, condiciones de trabajo, vivienda, personalidad de la mujer y su rol en la sociedad, así como los progresos del hombre en el dominio y organización racional de las fuerzas de la naturaleza. Concluyendo esa primera parte recordando la competencia del Magisterio de la Iglesia para interpretar la ley moral natural en procura de responder las graves cuestiones que el nuevo estado de cosas representa para la Iglesia.
En la segunda parte II. Principios doctrinales, se desarrolla el tema del amor conyugal (humano, total, fecundo, fiel y exclusivo hasta la muerte), la paternidad responsable, el respeto a la naturaleza y finalidad del acto matrimonial, la inseparable conexión entre el significado unitivo y procreador del acto conyugal, fidelidad al plan de Dios, vías ilícitas para la regulación de los nacimientos, licitud de los medios terapéuticos, licitud del recurso a los periodos infecundos, graves consecuencias de los métodos de regulación artificial de la natalidad concluyendo con el reconocimiento de la Iglesia como garante de los auténticos valores humanos.
La tercera parte, III. Directivas pastorales, presenta a la Iglesia, como “Madre y Maestra” confortando “en el camino de una honesta regulación de la natalidad, aun en medio de las difíciles condiciones que hoy afligen a las familias y a los pueblos”. Luego continúa con un llamamiento al dominio de sí mismo y creación de un ambiente favorable a la castidad, así como recomendaciones específicas a las autoridades públicas, a los hombres de ciencia, los esposos cristianos, a los médicos y al personal sanitario, a los sacerdotes y los Obispos.

En este 49 aniversario de la publicación de Humanae Vitae, como católicos, estamos llamados a reflexionar sobre nuestro accionar ético y moral de cara a los grandes desafíos que el “nuevo estado de cosas” presenta a los matrimonios y familias cristianas. Que Dios, en su infinita misericordia, nos otorgue la gracia de mantenernos firmes en el cumplimiento de sus mandatos. Dios les bendiga!      

viernes, 21 de julio de 2017

Reflexión sobre la parábola el trigo y la cizaña.

En un mismo campo crece el trigo y la cizaña. La cizaña puede ahogar y lastimar al trigo, por lo que lo mas recomendable sería quitarla, arrancarla de raiz en todo el campo para que el trigo crezca sin ninguna dificultad.
Esto sería lo mas lógico de hacer, pero ¿qué es lo que Jesús nos dice al respecto? ¿Por qué si lo que se siembra es semilla de trigo, crece también la cizaña? ¿Por qué crecen juntos? ¿Debemos arrancar la cizaña? Entendamos la enseñanza de Jesus.
24Jesús les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos puede compararse a un hombre que sembró buena semilla en su campo.
25Pero mientras los hombres dormían, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.
26Cuando el trigo brotó y produjo grano, entonces apareció también la cizaña.
27Y los siervos del dueño fueron y le dijeron: “Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿Cómo, pues, tiene cizaña?”
28El les dijo: “Un enemigo ha hecho esto”. Y los siervos le dijeron: “¿Quieres, pues, que vayamos y la recojamos?”
29Pero él dijo: “No, no sea que al recoger la cizaña, arranquéis el trigo junto con ella. 30″Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega; y al tiempo de la siega diré a los segadores: ‘Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla, pero el trigo recogedlo en mi granero.'” Mateo 13:24-30

La semilla buena, la de trigo es sembrada por Dios. Pero sabemos también que en este mundo el enemigo viene a robar, matar y destruir. El viene, y siembra cizaña junto al trigo, porque su propósito es destruir la obra que el sembrador, El Señor, quiere hacer. 
El trigo aunque con dificultad puede seguir creciendo y madurando junto a la cizaña que trata de ahogarlo, es importante que la cizaña no se remueva. Porque como dice Jesús, al recoger la cizaña se corre el riesgo de arrancar también el trigo. Pudiera ser un trigo que todavía no madura bien y esta muy pegado a la cizaña. A simple vista los dos parecen igual, no hay mucha diferencia en la apariencia. Hay que esperar para ver el fruto.

Jesús nos advierte que esto sí sucede: en el mismo campo, junto a la semilla buena, el trigo, también crecerá la cizaña. Estos se reconocen por el fruto que producen, uno es dulce y el otro es amargo. Debemos dejar que crezcan juntos, y será al final de los tiempos que estos serán separados: la cizaña será atada en manojos para ser quemada y el trigo será llevado al granero del Señor.
Dios es todopoderoso, y lo que es imposible para los hombres es posible para Dios. Él es a quien la naturaleza obedece, y con una sola Palabra, Jesús puede convertir la misma cizaña en trigo para la honra y gloria de su nombre. 
Permitamos que el trigo y la cizaña crezcan juntos, tal como Dios lo ha dispuesto. No nos aceleremos queriendo separar y sacar la cizaña, porque Dios y sus ángeles lo harán al final de los tiempos. 
A nosotros solamente nos corresponde sembrar la semilla y regarla con oración, y es Dios Padre quién dará el crecimiento en su tiempo.

Oración al Sagrado Corazón de Jesús

Oración al Sagrado Corazón de Jesús para una grave necesidad (rezar por tres días). Oh Divino Jesús que dijiste: «Pedid y recibiréis; b...