El pasado 8 de Agosto de 2010, se inició la celebración del V Centenario de la creación de las dos primeras diócesis de América: Santo Domingo y La Vega (además de la deSan Juan de Puerto Rico). Con este tema queremos resaltar el trabajo misionero realizado durante estos siglos en nuestro país. No se trata sólo de hacer un poco de historia, sino de renovar el compromiso apostólico para el presente y el futuro. El desafío o compromiso de hoy es preparar un mural que exprese estos 500 AÑOS de misión en nuestro país y exponerlo en la
parroquia, invitando a la gente a poner su firma en un cuaderno junto al mural, como señal de compromiso misionero.
Objetivo:
Con este tema queremos que nuestros fieles conozcan y profundicen el sentido de la Misión y lo que implica ser misionero, desde un diálogo reflexivo entorno al papel que ha jugado la Iglesia dominicana a lo largo de sus 500 años de historia misionera, y desde ahí testimoniar el compromiso Evangélico que cada fiel debe asumir en una sociedad que necesita que se le siga anunciando la Buena Nueva.
Motivación:
Fue el 8 de agosto de 1511, cuando el Papa Julio II, Giuliano della Rovere, con la Bula “Romanus Pontifex” creó las Diócesis de Santo Domingo y Concepción de La Vega en la Española y San Juan en Puerto Rico.
Nuestro País a lo largo de su historia se ha considerado sumamente cristiano, y en muchos de los elementos que componen nuestra identidad como dominicanos encontramos las huellas del proceso de Evangelización, donde la Iglesia Católica, desde un trabajo perseverante, se ha constituido en principal testigo de un Evangelio viviente, presentando a Cristo como el principal camino para la paz, el amor y la justicia social.
Nuestros primeros misioneros fueron verdaderos testigos del Reino, predicando los valores cristianos, haciendo de la predicación un evangelio de compromiso, un evangelio desde una opción preferencial con los más pobres, un evangelio donde Jesucristo se presenta comprometido con la salvación de cada uno/a del pueblo dominicano.
Estamos en un momento especial para repensar nuestro trabajo misionero y de celebración con mucho significado teológico, donde podemos profundizar los pasos a dar para la revitalización de la Iglesia y el anuncio del Evangelio. Hoy podemos hacer presente esa chispa misionera de los primeros misioneros de nuestra tierra y podemos asimilarla como experiencia de fe, para ser testigos ante el mundo y decirles que el amor de Dios cambia todo.
La Misión: Ser testigo de la verdad.
Primer momento: Orientación y canción motivadora
1. Previo a la reunión, el equipo coordinador, decora el salón con fotografías, frases y otros elementos que nos ayuden a ilustrar parte de la historia misionera de la Iglesia Dominicana.
2. De entrada el coordinador introduce el tema recordándoles el jubileo de los 500 años de evangelización y cómo la Iglesia Dominicana lo está celebrando en todo el país, y lo que significa para nosotros conocer ese caminar de nuestros primeros misioneros en nuestras comunidades.
Segundo momento: Valoremos nuestra historia misionera.
En esta parte identificamos un texto que nos pueda ilustrar sobre el recorrido histórico de nuestra iglesia a lo largo de los 500 años. (Documento de Aparecida, que habla del espíritu misionero de la Iglesia Latino Americana, punto 3 del discurso inaugural de Benedicto XVI).
La misión de los laicos es hacia fuera y hacia dentro de la Iglesia: Hacia fuera, "su misión propia y específica se realiza en el mundo, de tal modo que, con su testimonio y su actividad, contribuyan a la transformación de las realidades y la creación de estructuras justas según los criterios del Evangelio" (DA 210). Hacia dentro, "los laicos están llamados a participar en la acción pastoral de la Iglesia, primero con el testimonio de su vida y, en segundo lugar, con acciones en el campo de la evangelización, la vida litúrgica y otras formas de apostolado, según las necesidades locales bajo la guía de sus pastores. Ellos estarán dispuestos a abrirles espacios de participación y a confiarles ministerios y responsabilidades en una Iglesia donde todos vivan de manera responsable su compromiso cristiano…" (DA 211).
Los laicos, según lo señalado antes, son corresponsables de la misión de la Iglesia. Y la corresponsabilidad no tiene que ver con tareas accesorias o auxiliares de la misión, sino con lo fundamental de la misión: " (Jesús) Al llamar a los suyos para que lo sigan, les da un encargo muy preciso: anunciar el evangelio del Reino a todas las naciones (cf. Mt 28, 19; Lc 24, 46-48). Por esto, todo discípulo es misionero, pues, Jesús lo hace partícipe de su misión… Cumplir este encargo no es una tarea opcional, sino parte integrante de la identidad cristiana, porque es la extensión testimonial de la vocación misma" (DA 144).
1. Se divide el grupo en cuatro y se hace la lectura del texto elegido con las siguientes preguntas:
a. ¿Qué nos llama la atención de la lectura?
b. ¿Características encontradas de ese perfil misionero?
c. ¿Qué relación hay entre la lectura, la celebración de los
500 años?
2. Puesta en común de la reflexión y el trabajo de los grupos.
3. Terminamos esta parte con la canción del misionero (Alma Misionera)
Tercer Momento: Abracemos nuestra historia misionera.
1. Compromiso: Partiendo de la reflexión compartida en el grupo, pasamos a preparar una actividad en la parroquia, donde podemos socializar con la comunidad una exposición reflexiva y dirigida en el salón parroquial, que refleje esas huellas misioneras de hombres y mujeres de la Iglesia que dieron sus vidas en nuestra parroquia al servicio del Reino.
2. Se puede ambientar el salón con pinturas, fotografías, libros, frases y con música de fondo con canciones que ambienten el momento, presentaciones power point.
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