jueves, 4 de julio de 2013

El hombre puede y debe alcanzar la santidad

Para que el hombre alcance su plenitud, la santidad, debe realizar obras buenas, eligiendo libremente unirse a la voluntad de Dios.
 El Concilio Vaticano II ha recordado que todos los hombres, sin excepción, están llamados a adquirir la santidad.
En efecto, Dios creó al hombre para que alcanzara su plenitud y su felicidad. Esta plenitud sólo puede alcanzarla el hombre poseyendo el bien sumo, que es el mismo Dios.
Dios es la misma bondad; por eso Dios es santo. En Él no hay nada sucio ni torcido, ni falso. En El no hay nada de mal. Por eso, el hombre alcanzará su plenitud haciéndose santo.
El camino para que el hombre alcance su plenitud, la santidad, es realizar obras buenas. Lo más importante para el hombre es, como decía Calderón de la Barca: «obrar bien, que Dios es Dios». (Gran teatro del mundo).
Obrar bien significa tener una conducta buena, unas costumbres buenas. No bastará con que obre bien alguna vez, sino habitualmente. A esa conducta se le llama moralmente buena. Por eso la Moral es el estudio de las costumbres humanas.
El hombre es un ser espiritual y material. Vive en el mundo material, del que forma parte, pero es superior a él por su espíritu. La espiritualidad se manifiesta en que es inteligente y libre. Esa libertad no es absoluta, pues entonces sería omnipotente, pero hace que el hombre pueda elegir, y ahí radica la moralidad de las acciones humanas: el hombre puede elegir bien o mal.
Dios al crearlo le impuso un mandato para que ejerciese su libertad. La ejercitaría bien, si lo cumplía, pues habría elegido lo bueno: lo que Dios quiere.
La posibilidad de pecar es un riesgo, pero no quita la grandeza del hombre, que es capaz de amar, de elegir el bien libremente, de unirse a la voluntad de Dios. Dios ha querido que el hombre pueda ser su amigo; «El hombre es la única criatura en la tierra que Dios ha amado por sí misma» (GS, 24), y San Pablo indica esta grandeza de la bondad divina: «Él nos eligió en Cristo, antes de crear el mundo, para que seamos santos ;e irreprochables por el amor» (Ef. 1, 4).
A la búsqueda de un ideal
Cada persona lleva dentro una imagen ideal de sí mismo, que le dice cómo debe ser. la realidad de cada día, sin embargo, es bien distinta: aparecen los fallos y las limitaciones. Entonces surge un sentimiento de vergüenza y de molestia por lo que uno "es, frente a lo que querría o debería ser. El hombre vive así en una lucha interior. Se encuentra dividido: -El bien que quiero hacer no lo hago; el mal que no quiero hacer, eso es lo que hago- (Rom. 7, 19).
San Pablo ve en esta división una situación de esclavitud, propia del hombre apartado de la gracia de Dios: .Sé muy bien que no es bueno eso que habita en mí es decir, en mi carne; porque el querer lo bueno lo tengo a mano, pero el hacerlo, no. (Rom. 7, 18).El Antiguo Testamento nos habla de la Ley dada por Dios al pueblo de Israel. Ella muestra al pueblo el camino para el encuentro con Dios y con los hombres. Es un ideal moral y religioso: le dice a todo hombre cómo debe ser. (C.v.e., pág. 312)
¿En qué consiste la dignidad de la persona humana? En poseer una vida superior a los demás seres creados. El hombre puede conocer y amar, porque es inteligente y libre. Al afirmar la espiritualidad y la inmortalidad del alma alcanza la verdad más profunda de su ser (cf. GS, 14).
Esta dignidad de la persona humana tiene muchos aspectos, pero hay uno que es el más importante: el hombre es un ser moral. Ser moral quiere decir que es verdaderamente libre, es decir capaz de elegir. Ahí está el gran drama humano, puede elegir el bien o el mal. El hombre está hecho de forma que puede perfeccionarse o desgraciarse. La tendencia a la verdad y el bien es evidente, pero también lo es la existencia de errores y de pecados.
- Todo hombre está llamado a la santidad.
- La santidad es la plenitud y felicidad del hombre.
- El hombre, para alcanzar su plenitud, ha de obrar bien.
- El hombre posee una vida superior a la de los demás seres creados.
- El hombre puede conocer y amar.
- El hombre es un ser moral: por ser libre, es capaz de elegir entre el bien y el mal.
¿Cómo capta el hombre el bien y el mal?
Todos y cada uno de los hombres pueden captar el bien en lo más profundo de su conciencia. la voz de la conciencia resuena en su interior advirtiéndole que debe amar y practicar el bien y que debe evitar el mal.
Existe una conciencia general que indica los primeros principios: Haz el bien y evita el mal. Todos los hombres coinciden en estos principios generales. Esta coincidencia procede de que todos los hombres han sido creados por Dios. Después existe una conciencia práctica que desciende a juzgar la bondad o maldad de las acciones concretas, por ejemplo, no matar, no mentir, honrar a los padres, trabajar, ser sincero, etcétera.
Así como en la conciencia general todos los hombres coinciden, en la conciencia práctica pueden disentir incurriendo en error. Esto es así porque la conciencia puede estar obscurecido por la ignorancia, y, sobre todo, por el pecado. El pecador que no quiere rectificar sus errores o se ha acostumbrado a sus pecados, busca justificarse diciendo que es bueno lo que es malo. Este es el camino de la degradación de la dignidad humana, y así será posible justificar la violencia, la mentira, la impureza, la deslealtad, etcétera.

martes, 25 de junio de 2013

Hombres de Conciencia

La conciencia nos permite actuar de acuerdo a las normas morales en todas las circunstancias de nuestra vida. ¿Sabías que existen varios tipos de conciencia según la formación que tiene la persona?
Para resolver los distintos problemas morales que se presentan en nuestra vida, es necesario conocer formar la conciencia.
La rectitud moral de un hombre se manifiesta en el deseo de formar bien la propia conciencia que es quien ha de aplicar la ley divina. Puede haber una buena emisora, pero si el aparato receptor no es bueno, no se capta el mensaje emitido. Hay que procurar que sea de alta fidelidad.
El Concilio Vaticano II dice sobre la conciencia:
«La fidelidad a la conciencia une a los cristianos con los demás hombres para buscar la verdad y resolver con acierto los numerosos problemas morales que se presentan al individuo y a la sociedad. Cuanto mayor es el predominio de la conciencia recta, tanta mayor seguridad tienen las personas y las sociedades para apartarse del ciego capricho y para someterse a las normas objetivas de moralidad. No rara vez, sin embargo, ocurre que yerre la conciencia por ignorancia invencible, sin que ello suponga la pérdida de su dignidad. Cosa que no puede afirmarse cuando el hombre se despreocupa de buscar la verdad y el bien y la conciencia se va entenebreciendo por el hábito de pecado» (GS, 16).
Como Dios juzgará a cada uno según su conciencia, es importante conocer cómo puede ser una conciencia para que se procure corregir lo que en ella pueda haber de defectuoso.
Tipos de conciencia
Según su aspecto objetivo, la conciencia puede ser:
- Conciencia recta o verdadera: Es aquella cuyo juicio es conforme con la ley. Actuar según ella lleva a la acción moralmente recta.
- Conciencia errónea: Es aquella que indica mal lo que se debe hacer u omitir. Se llama también falsa. Admite dos casos:
Venciblemente errónea, cuando no se han puesto los medios para conocer la verdad. Actuar según ella es pecado. invenciblemente errónea, cuando es imposible salir del error, sin culpa del sujeto. Seguirla no engendra culpabilidad. Nunca serán pecados culpables las acciones cometidas sin saber su maldad.
Por su aspecto subjetivo:
- Conciencia cierta, cuando juzga el acto sin temor a equivocarse. Es posible que sea errónea a pesar de ser cierta. No basta, pues, estar muy cierto para actuar bien, pues puede haber error culpable que lleva al pecado. Ejemplo: Estar seguro de que el aborto está justificado en algunos casos.
- Conciencia probable, se da cuando juzga la acción fundamentándose en motivos sólidos, pero no del todo ciertos. El grado de probabilidad dependerá de la solidez de los motivos comparándolos con la opinión contraria.
La acción según esta conciencia dependerá del grado de certeza. Por ejemplo: Participar en un negocio sin estar completamente seguro de que es lícito.
- Conciencia dudosa, se produce cuando se suspende el juicio, bien porque los motivos de una u otra opinión parecen igualmente sólidos, o porque no hay motivos suficientes para juzgar. Ejemplo: El que no sabe si un determinado día hay que asistir a Misa o no.
No se ha de hacer, ningún acto posiblemente malo con conciencia dudosa, ya que se expone el sujeto a pecar y el exponerse a pecar ya es pecado en sí. Por ejemplo: No se puede asistir a un espectáculo acerca del cual existe alguna sospecha de que puede ser malo.
En algunos sujetos se dan unos tipos de conciencias enfermas, a consecuencia del temperamento, o de una mala formación, o de vicios no corregidos a tiempo. Son principalmente:
- Conciencia escrupulosa, aquella que apoyándose en motivos fútiles piensa que una acción de suyo buena, o indiferente, sea mala; viendo pecado en muchas cosas que no lo son. Ejemplo: El que pensara que una pequeña mentira le impide acudir a comulgar.

- Conciencia relajada, es la que sin justo motivo cree buena una acción que no lo es, o juzga leves faltas que de suyo son graves. Su culpa es análoga a la de la conciencia venciblemente errónea. Ejemplo: El que piensa que, aunque tenga un pecado grave cierto, puede ir a comulgar, porque ya se confesará.

miércoles, 19 de junio de 2013

El hombre, unidad de cuerpo y espíritu

Las enseñanzas de la Iglesia y la Sagrada Escritura sobre el amor, cuidado y respeto que el hombre debe tener por su propio cuerpo y el de los demás.
Enseñanza del Vaticano II
El Concilio Vaticano II, en su Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, resume las enseñanzas de la Revelación acerca del hombre y su especial dignidad. He aquí los puntos fundamentales:
- La Sagrada Escritura nos enseña que el hombre ha sido creado «a imagen de Dios», con capacidad para conocer y amar, y ha sido constituido, por Dios, señor de la creación visible.
- El hombre es, por su íntima naturaleza, un ser social. El matrimonio es la primera expresión de la comunión de personas.
- Creado por Dios en la justicia, el hombre, por instigación del demonio, abusó de su libertad y se levantó contra Dios. El pecado del hombre explica, en su última raíz, el desorden del hombre, tanto por lo que se refiere a su íntima constitución, como en su relación con los demás hombres.
- El hombre es una unidad de cuerpo y alma, de materia y espíritu.
- El hombre no debe despreciar la vida corporal. Por el contrario, debe tener por bueno al cuerpo, como criatura de Dios que ha de resucitar en el último día.
- Herido por el pecado, el hombre experimenta la rebelión del cuerpo. Debe el hombre reencontrar, con la ayuda de la gracia, la unidad radical de su ser.

La enseñanza de la Sagrada Escritura
El primer dato y el más esencial es el que marca la dignidad del hombre como persona: «Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya; a imagen de Dios le creó, los creó varón y hembra» (Gn. 1, 26-27). El hombre es imagen de Dios; refleja mejor que los demás seres la espiritualidad de Dios; puede conocer y amar. El texto de la Escritura señala, asimismo, la identidad de naturaleza entre el hombre y la mujer.
El segundo dato lo da el capítulo segundo del Génesis: «Formó Yavé-Dios al hombre del polvo de la tierra y le inspiró en el rostro aliento de vida, y fue así el hombre ser animado». En estas palabras se muestra tanto la corporalidad del hombre como su espiritualidad, en una unidad íntima, que viene expresada por el término «ser animado».
El tercer dato revelado es la creación de la mujer a partir del hombre durante un sueño. El motivo sería dar compañía al hombre. La mujer es esencialmente igual que el hombre, pero diferente en su cuerpo y en su modo de ser.
El cuarto dato es el pecado original que destruyó el primitivo y perfecto estado del hombre. Con la desobediencia, el hombre rompió con Dios y, como consecuencia, se produjo un desorden íntimo en el hombre.
Una de las consecuencias principales del primer pecado es la rotura del equilibrio humano. El pecado rompe la unión del hombre con Dios e impide dominar el propio cuerpo, que adquiere tendencias contrarias al espíritu, La vergüenza fue la primera manifestación de este desorden, ya que Adán y Eva perdieron la inocencia original.
La unidad del hombre
La conciencia de la unidad sustancial del hombre reside en lo más íntimo de la concepción cristiana de la vida. Lo atestigua la Sagrada Escritura, como se ha visto.
El cuerpo es la expresión exterior de toda la persona humana.
El alma intelectual es lo que hace que el hombre sea lo que es, pero el alma sola no constituye la esencia humana, ni se le puede tomar corno el único elemento en la definición del hombre. El hombre es, en definitiva, una unidad sustancial de materia y espíritu, una unidad íntima.
Esta conciencia de la íntima unidad de alma y cuerpo evitará los peligros de cualquier manifestación de maniqueísmo. Esta doctrina afirma la indignidad de la materia, y, por consiguiente, del cuerpo; considera que el alma es el único elemento valioso del hombre, y que debe evitarse todo aquello que se relacione con la materia, pues será malo por naturaleza.
La doctrina maniquea se manifiesta a lo largo de la historia de múltiples modos, pero siempre con una misma aplicación: alma y cuerpo son principios contrapuestos, bueno uno, malo el otro.
Se pone de manifiesto cómo desde entonces (desde los primeros tiempos de la cristiandad) los cristianos no pudieron aceptar la doctrina maniquea sobre un cuerpo malvado y un alma buena. Y, a la inversa, tampoco podían sostener una concepción puramente biológica del cuerpo. Este no es un fin en sí mismo, está ordenado a un destino, unido al alma, que lo supera y le confiere su plenitud en la resurrección, irradiación beatificadora de la gloria del alma de Jesucristo. Así se explica la actitud cristiana frente al cuerpo. Se trata, ciertamente, de una búsqueda de la santidad y de un pleno despliegue de potencialidades; favorece el desarrollo armónico de todas las virtualidades físicas, pero es también dominio de sí y ascética. (Pablo VI).


El cuerpo humano
Ya se ha visto cómo Dios manifiesta la bondad de la creación material, al afirmar repetidamente en el Génesis: «y vio que era bueno».. Ese mismo calificativo merece el hombre, unidad de alma y cuerpo.
El cuerpo es bueno como elemento material que es; pero alcanza todavía una mayor bondad por su unión al alma para formar parte del hombre, ser superior en el universo. El Cristianismo ha afirmado esa bondad de lo corporal. La Iglesia ha defendido la propia bondad del alma considerándola unida al cuerpo, y rechazando todo falso espiritualismo.
De esa bondad del cuerpo se deduce una primera consideración: el amor, cuidado y respeto que el hombre debe tener de su propio cuerpo y del de los demás. Amor, respeto y cuidado que se manifiestan en diversos aspectos: cuidado de la salud, recta alimentación, descanso corporal, curación de las enfermedades, pudor y modestia para que el cuerpo propio no lesione la vida moral de los demás, etcétera.
La persona humana es un ser sexuado
La declaración «Persona Humana» de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe (7-XI-75) afirma: «La persona humana, según los datos de la ciencia contemporánea, está de tal manera marcada por la sexualidad, que ésta es parte principal entre los factores que caracterizan la vida de los hombres. En el sexo radican las notas características que constituyen a las personas como hombres y mujeres en el plano biológico, psicológico y espiritual, teniendo así mucha parte en su evolución individual y en su inserción en la sociedad».
La enseñanza de la Sagrada Escritura
La Revelación contiene la siguiente doctrina sobre la sexualidad:
- La sexualidad es uno de los componentes de la naturaleza humana.
- Su finalidad es el matrimonio y la procreación.
- El pecado original introduce desorden en la naturaleza, desorden que afecta también al recto uso de la sexualidad.
Jesús, al interpretar el Antiguo Testamento, vuelve a proclamar la bondad del instinto sexual y la necesidad de su recto uso en el matrimonio. La salvación realizada por Jesús introduce un nuevo dato a considerar en la sexualidad: la capacidad sobrenatural que la gracia comunica al hombre para vencer el desorden introducido por el pecado original.
La unidad del hombre y la sexualidad
El ser humano es la unidad de cuerpo y alma. Por eso, se podría decir que el cuerpo es para el alma y el alma para el cuerpo. Todo lo que hace el hombre se atribuye al cuerpo y al alma, en unidad total. También la sexualidad afecta al hombre entero, no sólo a su cuerpo, y se integra en la capacidad humana de amar, cuyas dimensiones no sólo son corporales, sino espirituales. El amor entre el hombre y la mujer es algo más que biología, o instinto de placer. Por lo mismo, identificar sexo y placer es desconocer el sentido último y trascendente de la sexualidad: la mutua entrega en el amor del matrimonio, abierto a la fecundidad.
La sexualidad tiene dimensiones antropológicas, psicológicas y sociales. Sin embargo, es preciso tener en cuenta tres puntos esenciales:
a) No es lo mismo sexualidad que genitalidad. La sexualidad es la causa de la diferencia de los sexos. La genitalidad se refiere al aspecto puramente biológico de la sexualidad. Un hombre y una mujer son hombre o mujer en todo caso, aun cuando no estén desarrollando una actividad genital.
b) El instinto sexual humano no es igual que el de los animales. Todo el comportamiento humano está bajo el control de la voluntad. En el hombre, y según la ciencia más actual, no cabe hablar de instintos sino de tendencias, es decir, la persona humana tiene impulsos, también el sexual, pero siempre dominables por la voluntad y dirigibles al armónico desarrollo de la completa personalidad. No cabe, pues, un simple tratamiento biológico o -animal. de la sexualidad humana, porque ya no se estaría hablando del hombre, de la verdadera naturaleza humana: unidad de cuerpo y alma.
c) No todo en el hombre está movido por la sexualidad. Son muchos los factores que integran la personalidad humana, y no sólo la sexualidad. Más aún, ni siquiera la sexualidad es el elemento más importante de la actuación humana.

martes, 18 de junio de 2013

Pide y se te dará

La libertad del hombre

Dios ha querido dejar al hombre la propia decisión para busque a su Creador, y adhiriéndose libremente a éste, alcance la plena y bienaventurada perfección.
El hombre que Cristo ha libertado
El hombre vive en el mundo, pero es superior a todo lo que hay en el mundo. Todos, tanto creyentes como no creyentes, están de acuerdo en que todos los bienes de la Tierra se deben dirigir y ordenar en función del hombre.
Si se sigue la historia del pensamiento humano, se ve cómo se han elaborado muchísimas teorías para explicar lo que es el hombre. Unas veces se le exalta como regla absoluta de todo, siguiendo la tentación de nuestros primeros padres, que intentaron «ser como Dios». Otras veces se le ha hundido hasta la desesperación, considerándolo un animal, una máquina, algo inútil, algo absurdo.
Es cierto que se podría llegar a una solución equilibrada de lo que es el hombre, pero también en este punto Dios ha querido asegurar al hombre en la verdad: El hombre ha sido creado -a imagen y semejanza de Dios-. Esta -imagen» de Dios es superior a la de todos los demás seres del mundo, porque el hombre es espiritual y material a un tiempo.
La espiritualidad humana se concreta en que el hombre es inteligente y libre. Por su inteligencia el hombre participa de la luz de la inteligencia divina. La inteligencia es capaz de perfeccionarse y sólo lo consigue por la búsqueda y conquista de la verdad.
La libertad del hombre
La orientación del hombre hacia el bien sólo se logra con el uso de la libertad. «La libertad es una propiedad de 1a voluntad del hombre por la que éste puede elegir los medios para conseguir fines».
La libertad no es un fin sino un medio. Es libertad -para» algo. Es como la vista en la que lo importante no es «ver» sino «ver algo». Si no se tuviese nada delante de los ojos, de poco serviría la vista. Por lo tanto, en la libertad se distinguen dos facetas: Un poder del hombre y una conquista del hombre al alcanzar lo bueno.
Libertad quiere decir que el hombre no está obligado a elegir de una manera automática o determinada unos bienes en lugar de otros. Se diferencia de los animales en que, ante el bien concreto, puede elegir o no elegir y, también, Puede. elegir éste o el otro.
La verdadera libertad es signo eminente de la imagen divina en el hombre. Dios ha querido dejar al hombre en manos de su propia decisión, para que así busque espontáneamente a su Creador, y adhiriéndose libremente a éste, alcance la plena y bienaventurada perfección.(GS, 17)
Interpretaciones erróneas de la libertad
Algunos han negado la existencia de la libertad. De entre éstos, hay quienes sostienen la doctrina de que todo, incluso en la vida humana, sucede según la fatalidad o el destino, frente a los cuales el hombre no puede hacer nada. Lutero y con él muchos de los protestantes afirman que el pecador no puede dejar de pecar, porque está corrompida su naturaleza y que sólo puede salvarse por un don de Dios, sin que valgan nada las obras que haga en orden a esa salvación.
Ha habido otros que afirman que el hombre podía salvarse con sus solas fuerzas naturales. Según éstos, la libertad no habría sido dañada por el pecado.
Otro error es el de los que sostienen que cualquier norma de conducta, mandamiento, etc. limita la libertad humana y que, por tanto, el hombre debe hacer lo que desee. Según esta doctrina, la libertad consistiría más en la independencia y autonomía que en la capacidad de elegir el bien.

Esto es falso porque cuando alguien escoge lo malo, por ejemplo suicidarse, no alcanza la libertad, sino que se esclaviza a su error, en este caso muere.
Libertad y gracia
Es cierto que Dios podría haber creado al hombre de tal modo que no pudiera pecar, ni, por tanto, rehusar la amistad que le ofrecía. Sin embargo, Dios quiso conseguir esa amistad por parte del hombre, corriendo un riesgo, para que el mérito fuera mayor. Como dice Santo Tomás: «El don recibido, pero no merecido, hubiera sido eternamente menos hermoso».
Esta doctrina muestra la hondura de la libertad humana, capaz de una alta meta, aunque también de un gran hundimiento. No en vano se llama al pecado «misterio de iniquidad»; también la libertad humana en su dimensión más profunda es un misterio.
La gracia de Dios se introduce tan íntima y delicadamente en el alma humana que siendo las obras humanas plenamente humanas, cuando el hombre está en gracia de Dios merece, por su cooperación a ella, la salvación eterna. Aunque la salvación y, por lo tanto, el fin último sólo puede conseguirlo el hombre con el don de la gracia, es necesaria la colaboración libre del hombre. Además, también es perfeccionada la libertad humana por la gracia.
Por la gracia de El que los excita y ayuda a convertirse, se dispongan (los pecadores) a su propia justificación asintiendo y cooperando libremente a la misma gracia» (Concilio -de Trento).
El Concilio Vaticano II resalta la dignidad humana, que requiere el ejercicio de la libertad: -El hombre logra esta dignidad cuando, liberado de las pasiones, tiende a su fin con la libre elección del bien»; añade: -que la libertad humana, herida por el pecado, ha de apoyarse necesariamente en la gracia de Dios» (GS, 17).

El Concilio de Trento ya dijo que aunque «de ningún modo quedó extinguido el libre albedrío» éste quedó «atenuado en sus fuerzas e inclinado al mal».

lunes, 22 de abril de 2013

El llamado Huevo de Pascua


Los cristianos comenzaron a obsequiarse huevos durante la Pascua con regalos dentro como señal de alegría. Al principio el siglo 19, en Alemania, Italia y Francia, aparecieron los primeros huevos hechos con chocolate con pequeños regalos adentro
Desde los comienzos de la humanidad, el huevo fue sinónimo de fertilidad, esperanza y renacimiento. El huevo adquirió importancia dentro de la mitología egipcia cuando el Ave Fénix se quemó en su nido y volvió a renacer más tarde a partir del huevo que lo había creado en un principio. También los hindúes sostenían que el mundo había nacido de un huevo.
Los huevos de pascua en la antigüedad eran de gallina y de pato, y en la Edad Media les eran regalados a los chicos durante las celebraciones. Al tiempo, los cristianos comenzaron a obsequiarse huevos durante la Semana Santa con regalos y al principio el siglo 19, en Alemania, Italia y Francia, aparecieron los primeros huevos hechos con chocolate con pequeños regalos adentro.
En cuanto a la decoración, los huevos de pascua siempre han representado un desafío para los reposteros. Pero las diversas culturas fueron decorando de manera diferente los huevos. En sus comienzos, eran pintados a mano con colores estridentes que representaban la luz del sol. Los huevos se hacían uno a uno con un molde prefabricado, lo que dificultaba mucho su elaboración masiva. Los colores estridentes fueron apareciendo con las grandes producciones de huevos, por los años 20 y 30 del siglo pasado.
Una tradición
Una vitalidad exuberante se manifiesta en Primavera, época de renovación y renacimiento. Se palpa, por dondequiera, la fuerza del resurgimiento de vida nueva. Vista, tacto, olfato, oído y gusto se deleitan con la sinfonía de la Madre Naturaleza. La explosión de colores que se aprecian en las flores primaverales, el aroma de las mismas y del fresco rocío de la madrugada, el canturreo de los pájaros vueltos de sus peregrinaciones invernales y el dulce sabor de suculentas frutas de la temporada que extasían al paladar, acentúan la aguda percepción de un dinamismo vital propio a la estación.
La Primavera se asocia también con festejos de todo tipo, uno de ellos, la Pascua de la Resurrección celebrado por los cristianos y que conmemora la resurrección de Cristo, el Cristo vuelto a vivir. En muchos lugares del mundo, sobre todo en Europa y por consiguiente en diferentes partes de América, los festejos religiosos están acompañados por costumbres y tradiciones de origen pagano. Una de estas tradiciones asociada con la Pascua es el intercambio de huevos decorados entre familiares y amigos.
Desde siempre, el símbolo del huevo ha gozado de un significado importante para la humanidad. En muchas culturas representa vida nueva y esperanza, razón por la cual aparece durante la Pascua , evocando el Cristo resucitado y la promesa de una vida nueva.
En Polonia y en otros países eslavos, los huevos, sobre todo en época de Pascua, gozan de una popularidad extensa. Según la tradición, no se consumía huevo durante la Cuaresma. Por lo tanto, la cantidad recolectada durante esa temporada era tan abundante, que la gente comenzó a repartir los huevos almacenados a parientes y conocidos. Para darles una apariencia de regalo, se pintaban los huevos de rojo con pigmentos naturales. Eventualmente, esa técnica evolucionó, añadiendo una gran variedad de colores y diseños, hasta alcanzar dimensiones de verdaderas obras de arte conocidos como huevos de Pascua.
En la Rusia zarista, los huevos jugaron un papel muy importante durante la Pascua , la celebración religiosa más importante de la iglesia ortodoxa rusa. Entre otras cosas, la festividad se caracterizaba por el intercambio de huevos de pascua. 1884 marcó el inicio de una tradición imperial que perduró hasta los tiempos del último zar. Alejandro III decidió agasajar a su esposa, la zarina María, con una pieza en forma de huevo comisionada a la casa del legendario Carl Fabergé, joyero imperial. El detalle agradó tanto a la zarina, que se acordó fabricarle uno cada año y ofrecérselo con motivo de la Pascua. De esa manera, el obsequio por excelencia que el zar podría ofrecer a la zarina en esa época, era un huevo hecho de metales preciosos y pedrería, decorado de una manera espléndida por Fabergé . Asimismo, por disposición del zar, el regalo siempre tendría forma de huevo y albergaría en su interior una sorpresa, misma que se mantenía en secreto hasta el momento de encontrarse entre las manos de su dueña real. Esa encomienda se volvió prioritaria para la casa Fabregé y los joyeros se esmeraban durante todo el año para realizar diseños espectaculares que contaban con finos acabados de plata, oro y piedras preciosas.
Las obras de arte del museo Hermitage sirvieron a Fabregé de inspiración para muchos de sus diseños. La vida cotidiana rusa, misma que el maestro representó de manera conmovedora, gozó de un lugar privilegiado en su colección. Realizó igualmente piezas conmemorativos de la coronación del zar Nicolás II, la terminación del ferrocarril transiberiano y aniversarios varios. Huevos alusivos al yate imperial, a la catedral de Uspensky y a la Plaza Gatchina son sólo algunos de los extraordinarias joyas de forma elíptica que salieron de su taller.
Hoy en día la tradición de pintar huevos durante la época de Pascua sigue vigente aunque la forma de decorarlos ha cambiado y mucho se ha perdido del sentido intrínsico de la costumbre. Como se mencionó líneas arriba, esa práctica sigue gozando de una popularidad extensa en Polonia y en otros países eslavos, sobre todo en la región de las Cárpatos.
Pysanky se llaman los huevos de Pascua en esa parte del mundo. Los lugareños inician su elaboración con mucha antelación puesto que cada uno se pinta a mano asiduamente. Los preparativos incluyen la cocción de los huevos a colorear, cuidándola de tal forma que queden duros sin resquebrar las cáscaras en el proceso. Los decorados representan una gran variedad de motivos exquisitamente elaborados en colores vibrantes. Todos guardan un significativo especial en el folklore regional. Por ejemplo, el sol, motivo recurrente, representa el origen de la luz y es símbolo del poder. La estrella es el eterno acompañante y fiel guía del hombre y el agua representa la esencia de la vida y es símbolo de la pureza. El motivo de la flor indica gozo, alegría y agrado mientras que el de la abeja, junto con el áureo producto de su incesante y diligente actividad, siempre se ha tratado con mucha deferencia por sus facultades medicinales y curativas. La golondrina por su parte, representa la esencia de la Primavera , la cosecha abundante y la felicidad. Los decorados mencionados representan sólo una fracción de la extensa variedad de temas que existen, considerando que cada motivo cuenta con sus propias variaciones. Además, son verdaderos manifestaciones artísticas de la vida cotidiana, las supersticiones, el medio ambiente, las creencias y la religión de todo un pueblo.
El procedimiento más frecuente para pintar huevos es la técnica de la cera derretida. Se traza un dibujo sobre la cáscara del huevo con cera líquida, utilizando la punta de un alfiler. Posteriormente, el huevo se introduce en un líquido de color natural o artificial. El resultado es un huevo cuyo fondo de color vibrante revela un fino e intricado diseño delicadamente matizado.
Cabe señalar que en los países eslavos, el huevo de Pascua juega un papel muy importante en el almuerzo del domingo de la Resurrección. Generalmente el decano de la familia lo divide en varias porciones y todos los invitados son convidados a participar en el alimento que tanto simboliza para ellos.
En la actualidad, el huevo de Pascua ha dado la vuelta al mundo, razón por la cual ha sufrido variaciones tanto en su apariencia como en la manera de valorarlo según las costumbres y posibilidades de sus países adoptivos. A pesar de las diversificaciones, mantiene su esencia europea puesto que sigue siendo considerado uno de los símbolos más significativos de la Pascua , donde sea que se encuentre.

martes, 16 de abril de 2013

ASAMBLEA EN LA CARPINTERIA

Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea.

Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.

El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. 
¿La causa? Hacía demasiado ruido!.
Y, además, se pasaba el tiempo golpeando.

El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.

Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija.
Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.

Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo.
Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un fino mueble.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación.

Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo:
- "Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades.
Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos".

La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto.
Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.

Ocurre lo mismo con los seres humanos. Observen y lo comprobarán.
Cuando en una empresa el personal busca a menudo defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa. 
En cambio, al tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, es cuando florecen los mejores logros humanos.

Es fácil encontrar defectos, cualquier tonto puede hacerlo. Pero encontrar cualidades, eso es para los espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.

miércoles, 10 de abril de 2013

Cirio Pascual


Cirio pascual.- La palabra “cirio” viene del latín “cereus”, de cera, el producto de la abejas
El cirio más importante es el que se enciende en la Vigilia Pascual como símbolo de Cristo–Luz, y que sitúa sobre una elegante columna o candelabro adornado.
El Cirio Pascual es ya desde los primeros siglos uno de los símbolos más expresivos de la Vigilia. En medio de la oscuridad (toda la celebración se hace de noche y empieza con las luces apagadas), de una hoguera previamente preparada se enciende el Cirio, que tiene una inscripción en forma de cruz, acompañada de la fecha del año y de las letras Alfa y Omega, la primera y la última del alfabeto griego, para indicar que la Pascua del Señor Jesús, principio y fin del tiempo y de la eternidad, nos alcanza con fuerza nueva en el año concreto que vivimos.
Al Cirio Pascual se le incrusta en la cera cinco granos de incienso, simbolizando las cinco llagas santas u gloriosas del Señor en la Cruz.
En la procesión de entrada de la Vigilia se canta por tres veces la aclamación al Cristo: " Luz de cristo. Demos gracias a Dios ", mientras progresivamente se van encendiendo los cirios de los presentes y las luces de la iglesia. Luego se coloca el cirio en la columna o candelabro que va a ser su soporte, y se proclama en torno a él, después de incensarlo, el solemne Pregón Pascual.
Además del simbolismo de la luz, el Cirio Pascual tiene también el de la ofrenda, como cera que se gesta en honor de Dios, esparciendo su Luz: " acepta, Padre Santo, el sacrificio vespertino de esta llama, que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas. Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego, ardiendo en llama viva para gloria de Dios… Te rogamos que este Cirio, consagrado a tu nombre, para destruir la oscuridad de esta noche ".
El Cirio Pascual estará encendido en todas las celebraciones durante las siete semanas de la cincuentena pascual, al lado del ambón de la Palabra, hasta la tarde del domingo de Pentecostés.
Una vez concluido el tiempo Pascual, conviene que el Cirio se conserve dignamente en el bautisterio. El Cirio Pascual también se usa durante los bautizos y en las exequias, es decir al principio y el término de la vida temporal, para simbolizar que un cristiano participa de la luz de Cristo a lo largo de todo su camino terreno, como garantía de su definitiva incorporación a Luz de la vida eterna.

lunes, 8 de abril de 2013

¿Qué es la Pascua?


La Pascua es el paso de la muerte a la vida y de la  esclavitud a la libertad. Cristo, con su Resurrección nos ha dado la vida de la gracia. Conoce en pocas palabras la historia y significado de la Pascua y la importancia de este tiempo en el calendario litúrgico.



La Pascua Judía

Originariamente, sin duda, fiesta semítica del retorno primaveral de la vegetación, común a todas las civilizaciones primitivas, la pascua, por la providencial coincidencia de su celebración con la liberación de Egipto, llegará a ser para Israel el memorial de esta liberación (cf. Éx 12 y 2 Re, 23, 21-23). Se supone generalmente que su nombre viene de pasah, “pasar” en el sentido de dispensar (cf. Éx 12, 23), aludiendo a que el Señor pasa sin herir con sus plagas delante de las casas marcadas con la sangre del cordero inmolado por los hebreos. Más tarde, a la idea de este paso del Señor para rescatar a su pueblo de la esclavitud, se unirá la idea del paso del pueblo mismo que se va llevar tras de si fuera de Egipto hacía el país de la promesa, en el que Israel estará en su casa al estar en la casa de su Dios.
Así, en la reflexión religiosa de Israel, la pascua, con el memorial que pervive en su celebración, evocará la intervención redentora típica por la que Dios ha salvado y reconstruido a su pueblo. Habiéndose hecho inseparables la pascua y el éxodo salvador, el retorno del exilio será descrito como un nuevo éxodo, una nueva pascua (cf. Os 2, 16 ss; Is 63, 7 ss).
Cuando reflexionamos el significado de la celebración pascual judía donde Dios salva y reconstruye a su pueblo, vemos claramente una anticipación de la figura del Salvador, del Mesías que viene a salvar a los hombres y a reconstruir el pueblo, instaurando el Pueblo de Dios.
Pascua Cristiana
En el Nuevo Testamento, san Lucas describirá el anuncio hecho a los discípulos de la muerte de Jesús, en la transfiguración, como su éxodo que debía cumplirse en Jerusalén (9, 31, cf. Jn 13, I al hablar de su paso de este mundo al Padre, en el momento de la pascua). Es probable también que la imagen del cordero inmolado, en Is 53, 7, implicaba desde el principio una referencia pascual. En todo caso, san Pablo describirá la pasión salvadora de Cristo diciendo: “Cristo, nuestra pascua, ha sido inmolado” (I Cor 5, 7).
Así, por una parte, la celebración pascual se convertirá para los cristianos en la celebración de la muerte y de la resurrección del Salvador, y la pascua judía, con todo lo que había significado para los judíos en la primera alianza, será para ellos la fuente principal de su interpretación de la pasión. Ya en la primera epístola de san Pedro vemos superponerse a este tema e1 del bautismo, celebrado de antiguo con preferencia en la noche pascual. Pasado Él mismo de este mundo a su Padre por la cruz, Cristo nos transporta tras Él, no ya simplemente del Egipto material a una tierra prometida que no lo era menos, aunque uno y otra estuvieran ya llenos de evocaciones espirituales, sino “del reino de las tinieblas al reino del Hijo” (Cal 1, 13), que es lo mismo que la entrada en participación de “la heredad de los santos en la luz” (v. 12).
Así el misterio de Cristo, tal como lo explicará san Pablo y como lo celebrará toda la liturgia de la antigua Iglesia, es el misterio pascual, es decir, el que se cumplió en la pascua, que la pascua cristiana conmemora, y que constituye la pascua definitiva de la nueva y eterna alianza.
La parusía de Cristo será finalmente descrita a su vez como el definitivo cumplimiento de esta pascua en la eternidad (cf Lc 22, 16 y Mt 26, 29).
(Bouyerdi, Diccionario)
La Pascua en la Iglesia Católica
La Pascua es la fiesta principal, corazón y punto álgido del calendario litúrgico, la llamada “Fiesta de Fiestas” opaca incluso a la Navidad, pues en si en la natividad nació el Salvador y nos llenó de gozo su venida, aún mayor alegría nos causa el cumplimiento de las promesas de Dios al enviarnos a un Salvador que rescatara a la humanidad entera del pecado.
La fecha de la Pascua
La Pascua cambia cada año debido a la relación que tiene con la pascua judía y las diferencias entre el calendario judío y el nuestro.
Los judíos comen el cordero pascual la víspera del 15 de Nisan (el primer mes del calendario judío). Jesús celebró la pascua (la última cena) según la costumbre judía, o sea, el 14 de Nisan, murió en la cruz el 15 de Nisan y resucitó el domingo siguiente, que ese año fue el 17 de Nisan.
El calendario judío es lunar, y el nuestro solar, lo cual complica bastante las cosas. Por ejemplo, el calendario tiene 354 días. Para hacer un ajuste, judíos insertan un mes a su calendario, por orden del Sanedrín (no por algún método definido). Esto dio lugar a numerosas controversias sobre la fecha para la celebración de la pascua.
En los primeros tiempos, los cristianos de origen judío continuaron usando el calendario judío para la pascua: El viernes santo lo celebraban el 15 de Nisan y la pascua de resurrección el 17 de Nisan (fuese o no domingo).
En el resto del imperio romano, sin embargo, se tomó en consideración que Jesús históricamente resucitó el domingo y todos los domingos se celebra a la fiesta de la Resurrección. Por eso se optó por celebrar La Pascua el primer domingo después de la primera luna llena después del equinoccio de primavera. El Primer Concilio de Nicea (325) decretó que la práctica romana debe observarse en toda la Iglesia. Los ortodoxos celebran la pascua otra fecha porque siguen el calendario Juliano (ortodoxo ruso). La fecha de la fiesta de Pascua católica fluctúa entre el 22 de Marzo y el 25 Abril. En referencia a ella se calculan las otras fiestas movibles del calendario litúrgico.
El tiempo de Pascua Explicado
La pascua se celebra por 50 días. Es la fiesta más importante d ela liturgia. Comienza el Domingo de Resurrección y termina en Pentecostés. La cuaresma termina en la tarde del Jueves Santo con la liturgia de la Cena del Señor que da comienzo al Triduo Pascual. El Viernes Santo se hace el “ayuno pascual” que se continúa el sábado santo, preparatorio a la gran celebración pascual . El triduo culmina en la Vigilia Pascual del sábado por la tarde.
Los primeros ocho días de la pascua constituyen la octava y se celebran como solemnidades del Señor.
El agua bendecida en la Vigilia pascual se usa para los bautismo en toda la temporada de pascua.
En el día 40 de la pascua se celebra la ascensión del Señor y los 9 días de la ascensión a Pentecostés (la novena original) son días de intensa preparación para la venida del Espíritu Santo.

lunes, 1 de abril de 2013

¿Cómo vivían los primeros cristianos la Pascua?


LOS ORÍGENES DEL TIEMPO PASCUAL
¿CÓMO VIVÍAN LOS PRIMEROS CRISTIANOS LA PASCUA?
“La celebración de la Pascua se continúa durante el tiempo pascual. Los cincuenta días que van del domingo de Resurrección al domingo de Pentecostés se celebran con inmensa alegría, como un solo día festivo, más aún, como “un gran domingo”.
www.primeroscristianos.com- Concluida la celebración de la Vigilia de la Pascua de Resurrección, comienza el Tiempo de Pascua, que conmemora la Resurrección y glorificación de nuestro Señor Jesucristo, la donación del Espíritu Santo y el comienzo de la actividad de la Iglesia, al tiempo que anticipa en nuestros días la gloria eterna que alcanzará su plenitud en la consumación de los siglos.
El tiempo pascual está formado por la “cincuentena pascual” o cincuenta días que transcurren entre el domingo de Resurrección y el domingo de Pentecostés, y en cierto modo constituyen “un solo y único día festivo”: el gran domingo (SAN ATANASIO, Epist. Fest. 1).
El origen de la cincuentena pascual se confunde con la celebración anual de la Pascua: al principio, la Pascua apareció como una fiesta que se prolongaba durante cincuenta días. A partir del siglo IV d. C. la unidad pascual se fragmentó, cuando comenzaron a celebrarse de modo histórico las acciones salvíficas divinas.
Los ocho primeros días de la cincuentena forman la octava de Pascua, que se celebra como solemnidad del Señor. Esta semana -in albis, como se denomina en el rito romano- surgió en el siglo IV por el deseo de asegurar a los neófitos una catequesis acerca de los divinos misterios que habían experimentado. El domingo que cierra la semana, el octavo día, constituye el día más solemne del año litúrgico después del domingo de Resurrección. Como explica Benedicto XVI “Hoy domingo concluye la Octava de Pascua, como un único día “hecho por el Señor”, marcado con el distintivo de la Resurrección y por la alegría de los discípulos al ver a Jesús. Desde la antigüedad este domingo se llama in albis, del nombre latino alba, dado por la vestidura blanca que los neófitos llevaban en el Bautismo la noche de Pascua, y que se quitaban después de ocho días” (Homilía 21 Domingo de Pascua, 11.IV.2010)
La celebración del día conclusivo del Tiempo Pascual, Pentecostés, nació a finales del siglo III. Esta fiesta, que en su día conmemoraba la semana de semanas pascual, surgió por influencia de la fiesta judía homónima. En el siglo IV, la fiesta poseía un doble contenido celebrativo: Ascensión del Señor y descenso del Espíritu Santo, como se advierte en los testimonios de la Iglesia de Jerusalén. Sin embrago, poco a poco, el proceso de historificación litúrgica de los hechos salvíficos de Cristo, llevó a algunas iglesias a dividir la fiesta, celebrando la Ascensión el día cuarenta después de Resurrección.
Por último, en los siglos VII-VIII, la Iglesia romana añadió a la fiesta de Pentecostés una octava, como réplica a la octava de Pascua. El origen de esta institución, que rompe la cincuentena pascual, se encuentra en la necesidad de una catequesis para aquellos que habían sido bautizados en el día de Pentecostés. Esta octava fue suprimida por la reforma del Calendario actualmente en vigor, ya que oscurecía el simbolismo del tiempo de Pascua.
Los textos de la fiesta de la Ascensión recuerdan el hecho histórico de la subida de Cristo a los cielos, a la vez que fundamenta la esperanza en la segunda venida del Señor y la exaltación gloriosa del hombre. La fiesta dePentecostés, por su parte, muestra la íntima relación entre la Resurrección de Cristo y la venida del Espíritu Santo: todo el tiempo de Pascua es considerado como tiempo del Espíritu. Queda así remarcado el carácter unitario de toda la celebración pascual (muerte, resurrección, ascensión de Cristo y venida del Paráclito, momentos de un único misterio salvífico divino).
Los tres primeros domingos se leen los Evangelios de las apariciones del Señor resucitado; mientras el cuarto se reserva a la parábola del Buen Pastor y los restantes al discurso sacerdotal de Cristo después de la Última Cena, tal y como vienen recogidos en el texto de San Juan. Las lecturas no evangélicas dominicales están tomadas del Nuevo Testamento: así, la primera lectura recoge los Hechos de los Apóstoles, mientras la segunda se dedica a la I Epístola de San Pedro, a la I Epístola de San Juan y al Apocalipsis.
De este modo, el Tiempo de Pascua subraya la renovación bautismal de la vida cristiana, en continuidad con la novedad del acontecimiento de la Resurrección. La Iglesia se ve a sí misma como presencia ininterrumpida de Cristo, movida por el dinamismo del Espíritu, en camino hacia su verdadera patria, con la segunda y definitiva venida de Cristo.
Durante el tiempo de Pascua, los cristianos recordarán que la vida nueva iniciada con la celebración de los misterios pascuales debe perpetuarse durante toda su existencia. En medio de las circunstancias ordinarias, los fieles descubrirán la presencia del Señor resucitado que les llama a ser testigos y dar testimonio de su paso entre los hombres.
El Tiempo pascual comienza el domingo de Pascua y termina el domingo de Pentecostés. La primera semana constituye la octava de Pascua y se celebra como solemnidad del Señor. En los lugares donde no pueda celebrase en jueves, la Ascensión del Señor se traslada al domingo VII de Pascua. Los domingos de Pascua tienen precedencia sobre todas las fiestas del Señor y solemnidades, que serán trasladadas al lunes siguiente. Durante el tiempo de Pascua se utiliza el color blanco.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Via Crucis


¿Qué es el Via Crucis?

"Via crucis" son dos palabras latinas cuyo significado podría traducirse como "camino de la cruz".
Condenado a muerte y cargado del madero, que había de ser el instrumento de nuestra redención, Jesús hizo este itinerario de dolor desde el pretorio de Pilato hasta el monte Calvario (Mt 27, 22-61; Mc 15; Lc 23; Jn 19). Era el primer Viernes Santo. Hoy, el recuerdo entrañable de estos momentos de la vida de Jesús se ha convertido en oración.
El Via crucis es, para muchos cristianos, un ejercicio de piedad lleno de contenido y de cariño agradecido. Consiste en seguir espiritualmente este mismo trayecto, deteniéndose ante 14 escenas o estaciones para meditar los sufrimientos de Jesucristo y unirse interiormente con Él.
Los distintos textos que se han hecho, son un instrumento, no sólo para la oración vocal, sino que pueda ayudar a la meditación personal, a la reflexión sobre el misterio de la redención y sobre todo al diálogo intimo con el Señor.
Los textos intentan ser un medio para la oración personal o comunitaria, sobre todo en momentos fuertes en que la Liturgia nos invita a asociarnos a la Pasión del Señor, por ejemplo en los viernes de Cuaresma, o el Viernes Santo.
Las "estaciones" (casi siempre 14), están tomadas de los relatos evangélicos de la Pasión.

La devoción del Via Crucis


Surgió y se desarrolló en el mundo occidental a finales de la Edad Media, quizá como sustitución de las peregrinaciones a Tierra Santa, cuando aumentaron las dificultades para poder realizarlas.
1. El Via Crucis sigue siendo un modo de oración muy válido, sobre todo en las últimas semanas de la Cuaresma, cuando la atención de la comunidad cristiana se centra en la Pasión de Cristo.
Es un ejercicio piadoso que tiene como tema de meditación y oración el mismo que la liturgia: la muerte salvadora de Jesús, su entrega pascual. Eso sí, tiene una pedagogía distinta: las «estaciones», imitando el camino de Jesús hacia la Cruz; lecturas bíblicas; oraciones más libres; estrofas de algún canto adecuado; momentos de silencio reflexivo.
Tanto si se hace en la iglesia como en un espacio abierto, el Via Crucis puede ser una buena experiencia de oración y una preparación válida para la celebración de la Pascua. No es extraño que, históricamente, esta clase de oración caminante tuviera su origen en Jerusalén, donde los peregrinos pronto empezaron a querer seguir las huellas del camino de Jesús hacia el Calvario, a lo largo de la «Via dolorosa". Pero, al correr de los siglos, también en otros lugares se quiso imitar este ejercicio piadoso. Reflexionar y orar en torno a la muerte de Cristo ha sido siempre una de las dimensiones más populares de la fe cristiana.
La estructura actual de las catorce estaciones tomó forma en el siglo XVIII, pero siempre había existido un margen de flexibilidad en esta oración. En un tiempo como el nuestro, en el que incluso las formas más importantes de oración, por ejemplo las plegarias eucarísticas, han sido objeto de profunda revisión eclesial, no es extraño que también al Via Crucis le haya afectado este deseo de renovación.
Los criterios que poco a poco han ido prevaleciendo, por iniciativa privada y a veces también por orientaciones magisteriales (aunque por tratarse de algo que no es celebración litúrgica no sean tan oficiales), se puede decir que son estos:
a) dar importancia a las escenas que aparecen en el evangelio, y relativizar otras: así, permanece el recuerdo del Cireneo que ayuda a Jesús y su encuentro con las mujeres, y desaparece de las estaciones la escena de la Verónica. Desaparece también el encuentro de María con su Hijo durante el camino, mientras que se tiende a recordar con una estación su presencia con Juan al pie de la Cruz;
b) se evitan los duplicados: las tres caídas de Jesús, quedan reducidas a una;
c) se tiende a iniciar el camino de la cruz, no en la escena de la condena a muerte por parte de Pilato, como antes, sino en la Ultima Cena (que ya fue anticipo sacramental de la muerte de Cristo) o al menos en su agonía en Getsemaní;
d) también hay una opción bastante constante, de no terminar el Via crucis en la escena del sepulcro, sino en la resurrección; aunque sea «el camino de la cruz», pero se quiere concluir con la perspectiva de la nueva vida a la que pasa Cristo;
e) se han privilegiado las lecturas biblicas, aunque también tienen cabida las reflexiones más personales; en el Via Crucis del Viernes Santo, el Papa ha ido invitando a personas concretas a preparar y pronunciar las reflexiones y oraciones que les parecieran convenientes: el 1993, a una religiosa católica italiana; el 1994, a un patriarca ortodoxo; el 1995, a una monja protestante suiza…
Con estos criterios, se suele configurar ahora el Via Crucis de forma distinta.
Via Crucis tradicional
1. Jesús condenado a muerte
2. Jesús carga con la cruz
3. Jesús cae por primera vez
4. Encuentro con su madre
5. El cireneo
6. La Verónica
7. Cae por segunda vez
8. Mujeres de Jerusalén
9. Cae por tercera vez
10. Despojado de vestidos
11. Clavado en la cruz
12. Muerte de Jesús
13. Bajado de la cruz
14. Sepultado

Via Crucis más actualizado
1. La Ultima Cena (Mt 26, 20-29)
2. Agonía del huerto (Lc 22,41-46)
3. Arresto de Jesús (Mt 26,47-56)
4. Ante el Sanedrín (Mc 14,53-65)
5. Pedro le niega (Mc 14,66-72)
6. Ante Pilato (Jn 18,28-38)
7. Flagelación (Mc 15,15-19)
8. Condenado a muerte (Mt 27,12-15.26)
9. Cireneo y mujeres (Lc 23,26-32)
10. Crucifixión (Mc 15,22-30)
11. Palabras de Cristo (Lc 23,34)
12. Muerte de Jesús (Jn 19,31-34)
13. Sepultura (Lc 23,50-56)
14. Resurrecci6n (Mt 27,62-66; 28,1-7)
En ocasiones sucesivas, en el Via Crucis "del Papa", se han variado algunas estaciones: a veces se omiten la Ultima Cena y la Resurrección, y se introducen la traición de Judas, la fe del buen ladrón y la presencia de María y Juan al pie de la Cruz.
El Via Crucis bien hecho nos ayuda:
- a meditar en la Pasión de Cristo, valorando la seriedad de su entrega redentora,
- a interpretar la historia contemporánea de la Humanidad como participación en este camino doloroso de Cristo,
- a solidarizarnos personalmente cada uno de nosotros tanto con el camino de Cristo como con el de la Humanidad: para dar esta dimensión de entrega pascual también a nuestra existencia, con sus fatigas y dificultades. Se trata de "concelebrar" con Cristo y con todos los hombres el misterio de la cruz: "tome su cruz y sígame".

martes, 19 de marzo de 2013

La lección del coscorrón



En una ocasión David, el dueño de una modesta hostería en el este de Rusia llamó a la puerta de Yitzchak Levi, un hombre mayor, famoso por la sabiduría de sus consejos y el poder de sus buenos deseos.
—Maestro, vengo a pedirle un consejo. ¿Está permitido defender las propiedades? —le preguntó.
—Desde luego que sí, ¿qué necesitas defender? —preguntó, a su vez, Yitzchak Levi.
—Mi negocio. Deme sus buenos deseos —repuso David.
—Explícame mejor —solicitó el sabio.
—Todas las noches, una pandilla de jóvenes campesinos entra a robarme la comida.
—¿Y cómo piensas defenderte?
—Mi paciencia llegó al límite. Les grité que no volvieran. Incluso compré un perro guardián, pero no sirvió de nada. Sólo queda un remedio: hoy mismo iré a comprar un rifle. Deme sus buenos deseos.
—¿Y cómo usarás el rifle para proteger tu propiedad? —preguntó Yitzchak Levi.
—Cuando oiga que se acercan dispararé al aire, y si alguno se aproxima, le apuntaré. Esos rufianes sólo entienden la fuerza.
El hombre sabio quedó pensando y le dijo:
—¿Y no crees que ellos también pueden comprar un rifle? Si tú usas uno los invitarás a que sean más astutos y violentos.
—No veo otro remedio. Así que voy a la tienda —repuso enojado David antes de salir y alejarse por la calle.
Yitzchak Levi salió corriendo a alcanzarlo.
—¡Espera! ¡Espera! He cambiado de parecer —le gritó.
David se detuvo y caminó en dirección a él.
—Puedo darte mis buenos deseos, pero primero haremos una prueba —le aclaró.
Sin más explicaciones Yitzchak Levi le dio un fuerte coscorrón.
—¿Por qué hiciste eso? Tú no tienes por qué pegarme —se quejó David.
Yitzchak Levi se explicó.
—Te di el coscorrón porque pensé que sólo entendías a través de la violencia. Pero he notado que sabes bien que hay otras formas de llegar a acuerdos para vivir mejor en sociedad, como esta charla ¿verdad?
—Pues sí… —comentó David.
—Ahora puedes ver que tu proyecto del rifle no tiene ningún sentido. Quienes te roban carecen de civilidad. La clave para corregir la situación no es ponerte a su nivel ¡pronto todo sería un desorden y la gente andaría disparando acá y allá! El secreto es buscar que ellos aprendan, entiendan y alcancen un nivel de pensamiento más alto —le dijo.
Aquella noche los dos esperaron juntos a los jóvenes bandidos y, al verlos llegar, los invitaron a conversar. David les ofreció trabajo a cambio de buenos alimentos y establecieron así un pacto de concordia y respeto

lunes, 18 de marzo de 2013

Cuarta parte del Tema: ¿Que es la Cuaresma?


V.- Aspectos pastorales que conviene resaltar
El tiempo de Cuaresma es un tiempo litúrgico fuerte, en el que toda la Iglesia se prepara para la celebración de las fiestas pascuales. La Pascua del Señor, el Bautismo y la invitación a la reconciliación, mediante el Sacramento de la Penitencia, son sus grandes coordenadas.
Se deben utilizar como medios de acción pastoral:
1) La catequesis del Misterio Pascual y de los sacramentos;
2) La exposición y celebración abundante de la Palabra de Dios, como lo aconseja vivamente el cánon. 767, & 3, 3.
3) La participación, de ser posible diaria, en la liturgia cuaresmal, en las celebraciones penitenciales y, sobre todo, en la recepción del sacramento de la penitencia: “son momentos fuertes en la práctica penitencial de la Iglesia” (CEC, n. 1438), haciendo notar que “junto a las consecuencias sociales del pecado, detesta el mismo pecado en cuanto es ofensa a Dios”; y,
4) El fomento de los ejercicios espirituales, las peregrinaciones, como signo de penitencia, las privaciones voluntarias como el ayuno y la limosna y las obras caritativas y misioneras.

jueves, 14 de marzo de 2013

Habemus Papam: Jorge Mario Bergoglio es el nuevo Papa Franciso



El arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, de 77 años y jesuíta, es el nuevo Papa Francisco Pasadas las 8 de la tarde, el cardenal Tauran ha pronunciado el «Habemus Papam» para a continuación revelar el nombre del nuevo Pontífice ante la máxima expectación de millones de personas en el mundo.

El nuevo Pontífice fue el segundo más votado en el cónclave de 2005, en el que fue elegido el alemán Joseph Ratzinger, Benedicto XVI.
A las 20.22, como es tradición, el nuevo Papa se ha asomado al balcón central de la Basílica de San Pedro, donde ha recibido la ovación de la miles de personas que desafían la lluvia y el frío en la Plaza de San Pedro. «Primero de todo, quiero elevar una oración por nuestro Papa emérito», han sido sus primeras palabras. A continuación, ha rezado el Padre Nuestro junto a los fieles de la plaza y ha impartido la bendición «Urbi et Orbi».
La fumata blanca que ha emergido a las 19.06 de este miércoles de la chimenea de la Capilla Sixtina indicaba que al menos dos tercios de los 115 cardenales que participan en el Cónclave se han puesto de acuerdo y ya hay un elegido para suceder a Benedicto XVI en la Cátedra de Pedro. El acuerdo ha llegado en la quinta votación, tras dos fumatas negras.
A pesar del frío y la lluvia, miles de fieles y curiosos congregados en la plaza de San Pedro han vivido con emoción el momento en el que el humo blanco anunciaba al mundo que los más de 1.200 millones de católicos ya tienen un nuevo líder espiritual.
El nombre del sucesor de Pedro se conocerá tras aproximadamente 40 minutos, cuando el cardenal protodiácono, Jean Luis Tauran -si no es él el elegido– pronunciará el esperado «Habemus Papam» y el nombre del Pontífice, el cual saldrá al balcón para saludar a los fieles.
Los 115 cardenales electores del Colegio Cardenalicio, habían vuelto este miércoles por la tarde, hacia las 16.00 horas, a la Capilla Sixtina, por tercera vez después de las dos primera fumatas, que fueron negras, la primera, este martes a las 19.41 horas, y la segunda este mismo miércoles por la mañana, a las 11.38 horas, informa Ep.
En estos 40 minutos que median entre el momento en que sale la fumata blanca y el momento en que se escucha el «Habemus Papam», el nuevo Papa entra en la «habitación de las lágrimas» para vestirse y regresa a la Capilla Sixtina para celebrar una pequeña ceremonia con una oración y un pasaje del Evangelio. En ese momento, todos los cardenales demuestran su obediencia al nuevo Pontífice y después cantan el Te Deum. Además, por primera vez, el nuevo Pontífice irá a la Capilla Paulina a rezar unos minutos.

Los fieles han llenado la plaza de San Pedro del Vaticano para poder ver al nuevo Papa salir al balcón. Tras la fumata blanca y unos minutos de incertidumbre, los congregados en la plaza han comenzado a correr para acercarse lo más posible a la basílica y ser testigos de las primeras palabras del nuevo Pontífice.
El humo blanco ha provocado el aplauso de la gente congregada en la plaza de San Pedro y se han producido abrazos y vítores de ‘habemus papam’. Un grupo de hermanas dominicas no ha podido contener las lágrimas que, han asegurado, son «de emoción». También unas jóvenes italianas que esperan la llegada del nuevo Papa han descrito el momento como «la felicidad total», mientras que unos jóvenes seminaristas llegados desde Venezuela y México han explicado que esperan que el nuevo Pontífice «tenga el perfil de Cristo» sin importar «el país del que proceda». «Lo importante es que nos lleve hasta Dios», han señalado.
El ambiente en la plaza es de fiesta, con personas corriendo, cantando y saltando, mientras continúan llegando más fieles. Durante la espera de la fumata había numerosos fieles, pero tras el anuncio de la elección la plaza se ha abarrotado. Los presentes han solicitado que se cierren los paraguas y que la gente baje ya sus pancartas para poder observar bien la llegada del Santo Padre.

Oración al Sagrado Corazón de Jesús

Oración al Sagrado Corazón de Jesús para una grave necesidad (rezar por tres días). Oh Divino Jesús que dijiste: «Pedid y recibiréis; b...