lunes, 15 de noviembre de 2010

Familia pobre
Una vez un padre de una familia muy rica llevó a su hijo a pasear por el campo con el firme propósito de que su hijo viera cuan pobres eran esos campesinos. Pasaron un día y una noche completos en la destartalada casita de una familia muy humilde.
Al concluir el viaje y de regreso a la casa en su flamante automóvil,el padre le preguntó a su hijo: ¿Qué te ha parecido el viaje?
-- Muy bonito,papi!!!.
¿Viste qúe tan pobre puede ser la gente?. -Insistió en papá.
Sí, respondió el niñó.
¿Yqué aprendiste , hijo? inquirió el padre nuevamente.
Vi, dijo el pequeño- Que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro.
Nosotros tenemos una piscina que llega hasta la mitad del jardín, ellos tienen un arroyo que no tiene fin.
Nosotros tenemos unas lámparas importadas en el patio,ellos tienen las estrellas.
El patio de nosotros llega hasta la pared junto a la calle, ellos tienen todo un horizonte de patio.
Al terminar el relato, el padre se quedó mudo......
Y su hijo agregó: Gracias, papi, por enseñarme lo pobres que somos.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Reflexión del Evangelio del Domingo: ¡VALE LA PENA PERSEVERAR!

Por Javier Leoz

Llegamos, con el próximo domingo en que contemplaremos a Jesús como Rey, al final del año litúrgico. Las lecturas de este día, al igual que las de los precedentes domingos, tienen un sabor apocalíptico. Entre otras cosas porque estaban orientadas hacia aquellos cristianos que se encontraban nerviosos ante la creencia de que la segunda y definitiva venida de Cristo era inminente. No fue así y, en esas seguimos: aguardando a que el Señor, cuando El quiera, vuelva. ¿Preocupa esto a las generaciones actuales? ¿Somos conscientes de lo que respondemos después del momento de la consagración: “Ven, Señor, Jesús”?
1.- Con San Pablo podemos concluir que, mientras no sucede ese momento, nos toca dar testimonio y trabajar para que el Señor, y su mensaje, sean conocidos. ¿Hacemos todo lo posible para que el evangelio sea más extendido en todos los rincones de nuestro mundo?
El Papa Benedicto XVI en su corto pero intenso viaje apostólico a España nos dejó la siguiente reflexión: “Dios tiene que volver a resonar bajo los cielos”. Para ello, hoy más que nunca, es necesario presentar a Dios mismo como esa luz que ilumina toda sombra y que indica con sabiduría el horizonte que al hombre espera. Nuestro esfuerzo y creatividad, siempre sustentado todo en la inspiración del Espíritu Santo, ha de ir precisamente en esa dirección: trabajar sin desmayo, sin pereza y con entusiasmo hasta el día en el que Señor aparezca definitivamente.
2.- Hoy, como desde hace siglos, se sigue hablando si estamos en una etapa final de la historia, del hombre y del mundo mismo. ¿Qué hacer? ¿Cómo reaccionar? ¿Hacia dónde caminar? Las pistas nos las ofrece el evangelio de este día: “No hagáis caso”.
Estamos en la hora del testimonio. Nos toca, hoy más que nunca, separar la paja del trigo, la auténtica fe de la religión a la carta. ¿Qué conlleva todo ello? Incomprensión, persecuciones o incluso el intento sistemático de reducir lo religioso al ámbito privado. La reciente visita del Papa Benedicto XVI a España, en la que algunos grupos extremistas se mostraban –ya no en contra de su visita-sino en desacuerdo con su mensaje, nos avala la vigencia y actualidad del evangelio de hoy: con la perseverancia, y no con la relajación, es como podemos alcanzar la vida eterna, hacer la voluntad de Dios y no renunciar a lo que es constitutivo de la misma Iglesia.
3.- ¿Vale la pena creer y esforzarse por el Reino de Dios? ¿Vendrá el Señor a nuestro encuentro? ¿Seremos capaces de aguantar o de soportar las arremetidas que, constantemente, brotan desde la visceralidad de algunas ideologías dominantes? ¡Claro que sí! Recordemos aquello de aquella gota de agua, que por su persistencia, fue capaz de romper con el paso de los años la firmeza de una roca.
Que el Señor nos acompañe en nuestro deseo de transformar el mundo y, de prepararlo también, para que cuando El vuelva encuentre gente amándole, siguiéndole y dando la cara por su Evangelio. ¿Lo intentamos?
Frente a una realidad, el hombre y el mundo acabarán, se nos recuerda algo que nos llena de esperanza: Dios ofrece su salvación.

4.- ¡HASTA QUE VUELVAS, SEÑOR!
¿Dónde está mi futuro personal?
¿En dónde alcanzar la felicidad eterna?
¿Dónde buscar rincones y estancias indestructibles?
¡Sólo Tú, Señor, tienes Palabras de vida eterna!
¡Sólo Tú, Señor, eres inmortal!
Danos la gracia, Señor, de perseverar
para hacer de nuestro mundo un racimo de amistad
Danos la audacia, Señor, de ser valientes
y que la tierra conozca tu poder y tu salvación
Danos la esperanza, Señor, que no defrauda
y podamos sembrar semillas de tu reino
Danos el entusiasmo, Señor, sin decaer en el camino
para llevar con alegría tu verdad y tu presencia
tu rostro y tu Palabra, tu amor y tus promesas
¡HASTA QUE VUELVAS, SEÑOR!
Haz que seamos decididos y vigilantes
Aventureros y heraldos de tus valores
Auténticos y comprometidos con tu causa.
Hasta que vuelvas, Señor
Hasta el final de todo, Señor

viernes, 12 de noviembre de 2010

Rescatar la verdadera Navidad



Con frecuencia, en estos días de festejos previos al 25 de diciembre, se proyectan en el cine o en la televisión películas alusivas a la Navidad, que últimamente han tenido como argumento el rescate de esta fiesta de manos los incrédulos o de los aguafiestas. En la vida real sí que hace falta salvar la Navidad, porque el nacimiento de Dios es la única fuente de una esperanza verdadera.

No es casualidad que la disminución del conocimiento del verdadero sentido de la Navidad, esté en relación directa con el aumento de la violencia y la injusticia en nuestro País. Además, la mentira parece haber tomado posesión de bastantes aspectos de la pública, del mundo laboral y hasta del núcleo familiar. Es tristemente lógico: cuando se desconoce la presencia de Dios en el mundo, la vida pública y privada quedan vacías de la verdad y de la justicia. El proyecto del hombre moderno, que buscaba armonía y fraternidad sin necesidad de acudir a Dios, ha fracasado. Y, a cambio, nos ha dejado una sociedad sin Dios, en la que prevalecen la corrupción, el miedo y la desesperanza.

Cuando los creyentes aguardamos con fe la llegada de la Navidad, nos hacemos intérpretes de las esperanzas de toda la humanidad, la cual anhela la justicia e, incluso, de una manera inconsciente, espera la salvación que sólo Dios puede darnos. Cuando los hombres intentamos arreglar el mundo según nuestras posibilidades, nos quedamos cortos, y así el mundo resulta cada vez más caótico e incluso violento: sin Dios, la vida se vuelve oscura y sin brújula.

La Navidad nos hace conmemorar el prodigio increíble del nacimiento del Hijo unigénito de Dios de la Virgen María en la cueva de Belén. Dios se ha hecho ser humano, sin abandonar su condición divina, para enseñarnos el camino del amor, de la justicia y de la paz. Esa vía no es una lección abstracta de ética, sino que la encontramos en la vida y el mensaje de Jesús de Nazaret. Solamente cuando las enseñanzas de Jesucristo se toman en cuenta para organizar la vida social y la existencia personal advienen la armonía y la alegría verdaderas.

Ya se entiende porqué en épocas pasadas, en esta fecha se establecían treguas en las guerras, se incrementaba la ayuda a los pobres y se visitaba a los enfermos. Era la consecuencia inmediata de reconocer la fuerza y la validez de las palabras del Dios encarnado: “ama a tu próximo como a ti mismo”, “reza por tu enemigos”, “quien visita a un enfermo a mi me visita”.

Por eso, como afirmó el Santo Padre: “si no se reconoce que Dios se hizo hombre, ¿qué sentido tiene festejar la Navidad? La celebración se vacía” (Audiencia, 19.XII.2007). Y esto es tristemente lo que encontramos en bastantes ambientes: una fiesta navideña hueca, llena de mercantilismo, de celebraciones sin referencia directa al compromiso de un cambio personal.

Termino hoy deseándoles una auténtica Navidad, y compartiendo con ustedes los buenos augurios del Papa Benedicto XVI: “Pidamos a Dios que la violencia sea vencida con la fuerza del amor, que los enfrentamientos cedan el paso a la reconciliación, que la prepotencia se transforme en deseo de perdón, de justicia y de paz. Que los deseos de bondad y de amor que nos intercambiamos en estos días lleguen a todos los ambientes de nuestra vida cotidiana. Que la paz esté en nuestros corazones, para que se abran a la acción de la gracia de Dios. Que la paz reine en las familias, para que pasen la Navidad unidas ante el belén y el árbol lleno de luces”.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

No tengo tiempo para orar

Me levanté temprano una mañana y me apresuré a comenzar el día.
Tenía tanto que realizar que no tuve tiempo para orar.
Los problemas me cayeron encima y la carga se hizo pesada .
¿Por qué no me ayudas Dios? Pensé y Él me dijo: Pero tú no lo pediste.
Deseaba ver la belleza y alegría, mas el día se tornó oscuro y frío.
Pensé, por qué Dios no me mostró lo que yo esperaba.
Él me contestó: Porque tú no me buscaste.
Traté de llegar ante la presencia de Dios.
Y probé todas mis llaves en la cerradura.
Dios, gentil y suavemente exclamó: ¿Por qué no tocaste a la puerta?
Me desperté temprano esta mañana y me detuve antes de comenzar el día.
Tenía tanto que realizar, que tuve que sacar tiempo para orar.

martes, 9 de noviembre de 2010

SERIE DE PSICOLOGIA II: HACIA LA VIDA.


¿BEBEDOR SOCIAL? REVISELO DE NUEVO
Por Richard Castro

Mencionar el consumo de alcohol podría parecer hasta risible, ya que es tan común que pasa desapercibido ante lo cotidiano. Esto se debe a que en la mayoría de las culturas el alcohol es el principal y más usado depresor del sistema nervioso central por lo cual, es el responsable de varios tipos de enfermedades como las del hígado y por supuesto, puede llevar a la muerte.

Como dato, cerca del 90% de personas adultas entre hombres y mujeres ha tenido alguna experiencia relacionada al consumo de alcohol, en todos los órdenes, así sea las llamadas  “resacas”, conducir ebrios, bajas laborales, conflictos en las familias, etc. Sin embargo, mas allá de esto, las secuelas que deja en la vida de la personas este tipo de conducta pueden ser significativamente negativas, ya que además de la evidente afectación al organismo, también afecta a la conducta de múltiples maneras.

En este caso, la persona puede desarrollar sin percibirlo una obsesión-compulsiva hacia el consumo del alcohol, lo cual genera una dependencia progresiva tanto en lo orgánico como en lo conductual, ya que el tiempo que dedica a esta actividad, además de que aumenta los grados de la sustancia, puede continuar tomando a pesar de tener consecuencias físicas y psicológicas significativas como depresión, perdida gradual de la memoria así como enfermedades hepáticas.  

Al  igual que con otras sustancias, la dependencia fisiológica al alcohol conlleva: tolerancia, cuando el organismo tolera el contenido de la misma y para sentir los mismos efectos necesita mayor cantidad o en su defecto, otra bebida de carácter mas fuerte, y la abstinencia, cuando la persona, a pesar de haber reducido o abandonado el consumo, siente los efectos como si lo consumiera.  Dentro de estos están  las alteraciones del sueño, hiperactividad, sudoración involuntaria, nauseas o vómitos, alucinaciones de tipo visual, táctil, auditivas o ilusiones, ansiedad y crisis epilépticas, lo cual podría perdurar durante meses según el tiempo que se haya consumido.

En estos casos al verse afectado el control sobre la voluntad, la persona adicta al consumo de alcohol debe elegir: o toma consciencia o toma alcohol. Reconocer que es momento adecuado para recibir ayuda psicológica tanto en terapia individual como en grupos de apoyo. Saber  que la gratificación que da el consumo de alcohol, es solo momentánea, los efectos vienen después. No deje para luego tomar las riendas de su felicidad al desplazarla en una botella. Insisto: ¿Es usted un bebedor social? La decisión es suya.


El autor es Psicólogo Clínico

Oración al Sagrado Corazón de Jesús

Oración al Sagrado Corazón de Jesús para una grave necesidad (rezar por tres días). Oh Divino Jesús que dijiste: «Pedid y recibiréis; b...