Leer Efesios: 5,2a.21-33
Vivan en el amor, igual que Cristo nos ha amado y se ha entregado por nosotros.
Sean sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; Él, que es el Salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo.
Maridos, amen a sus mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son.
Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne". Es éste un gran misterio; y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
Sobrellévense mutuamente y perdónense, cuando alguno tenga quejas contra otro.
En una palabra, que cada uno se ustedes ame a su mujer como a sí mismo. Y que la mujer respete al marido.
Profundicemos:
“…y la mujer respete a su marido” Ef. 5:33. La palabra respetar significa tener estima por alguien, o un sentido del valor o excelencia de una persona, o del valor o excelencia de alguna cualidad o habilidad de una persona. La palabra también significa tener deferencia a la persona por algún derecho, privilegio o posición privilegiada. El respetar a nuestros esposos denota reverencia, no miedo.
Aplicado a nuestros esposos, esto significa que debemos respetar a nuestros esposos porque Dios así lo establece. Dios ha determinado que nuestros esposos son dignos de ser respetados. Colosenses 3:18 No viene al caso si pensamos que nuestros esposos merecen respeto o no. Si amamos a nuestros esposos, con mucha más razón debemos mostrarles respeto.
Existen muchas maneras de mostrarles nuestro respeto: No usurpemos su lugar como cabeza del hogar; no lo cuestionemos ni ridiculicemos en público; no lo humillemos de ninguna forma; no le gritemos ni le levantemos la voz; no hablemos mal de él con nadie, ni con nuestros parientes más cercanos; seamos responsables en administrar el hogar; seamos consideradas con sus necesidades físicas y sexuales; no usemos el sexo para manipularlos; pidamos su consejo y opinión no solamente en asuntos de familia sino también en asuntos del ministerio o iglesia, y trabajo; valoremos sus esfuerzos por proveer por la familia; valorémoslos como hombres e hijos de Dios. Esta lista no es exhaustiva. Efesios 5:22.
Si estamos casadas, es esencial que nos evaluemos en ésta área. No nos enfoquemos en la áreas en las cuales ellos están fallando. Enfoquémonos en las áreas en las que podemos mejorar. El respetar a nuestros esposos no solamente mejorará nuestro matrimonio, sino también agradará a nuestro Dios. “…pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido” 1 Co. 7:34.
Oración para respetarse mutuamente y no tener problemas conyugales
Padre bueno,
Que bendijiste nuestro amor
En este, el día de nuestro casamiento,
Ayúdanos a descubrir
Tu presencia en medio nuestro.
Enséñanos a respetarnos,
a querernos más cada día,
A valorar lo inmensamente bueno del otro,
A aceptar sus limitaciones y fallas.
Muéstranos la mejor manera de dialogar,
Ayúdanos a pedirnos perdón,
A comprender y a escuchar.
Danos fuerzas para vivir siempre unidos,
Fieles y agradecidos.
Te damos gracias por nuestros hijos,
Por los que nos has de regalar.
Y te pedimos que mantengas siempre viva
La llama de tu amor entre nosotros.
Nos ponemos en tus manos,
Que bendijiste nuestro amor
En este, el día de nuestro casamiento,
Ayúdanos a descubrir
Tu presencia en medio nuestro.
Enséñanos a respetarnos,
a querernos más cada día,
A valorar lo inmensamente bueno del otro,
A aceptar sus limitaciones y fallas.
Muéstranos la mejor manera de dialogar,
Ayúdanos a pedirnos perdón,
A comprender y a escuchar.
Danos fuerzas para vivir siempre unidos,
Fieles y agradecidos.
Te damos gracias por nuestros hijos,
Por los que nos has de regalar.
Y te pedimos que mantengas siempre viva
La llama de tu amor entre nosotros.
Nos ponemos en tus manos,
Señor, para caminar juntos,
vivir unidos y ser testigos de tu gran amor.
Que así sea
Todos los días de nuestra vida.
Amén.
vivir unidos y ser testigos de tu gran amor.
Que así sea
Todos los días de nuestra vida.
Amén.
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