Algunos pretextos para no confesarse
1. ¿Quién es el
cura para perdonar los pecados…? Sólo Dios puede perdonarlos.
Hemos visto que el
Señor dio ese poder a los Apóstoles. Además, permíteme decirte que ese
argumento lo he leído antes… precisamente en el Evangelio… Es lo que decían los
fariseos indignados cuando Jesús perdonaba los pecados… (puedes mirar Mt
9,1-8).
2. Yo me confieso
directamente con Dios, sin intermediarios.
Genial. Me parece
bárbaro… pero hay algunos “peros”…
Pero… ¿cómo sabes
que Dios acepta tu arrepentimiento y te perdona? ¿Escuchas alguna voz celestial
que te lo confirma?
Pero… ¿cómo sabes
que estás en condiciones de ser perdonado? Te darás cuenta que no es tan fácil…
Una persona que robara un banco y no quisiera devolver el dinero… por más que
se confesara directamente con Dios… o con un cura… si no quisiera reparar el
daño hecho -en este caso, devolver el dinero-, no puede ser perdonada… porque
ella misma no quiere "deshacerse" del pecado.
Este argumento no
es nuevo… Hace casi mil seiscientos años, San Agustín replicaba a quien
argumentaba como vos: "Nadie piense: yo obro privadamente, de cara a Dios…
¿Es que sin motivo el Señor dijo: «lo que atareis en la tierra, será atado en
el cielo»?.¿Acaso les fueron dadas a la Iglesia las llaves del Reino de los
cielos sin necesidad? Frustramos el Evangelio de Dios, hacemos inútil la
palabra de Cristo."
3. ¿Porque le voy a
decir los pecados a un hombre como yo?
Porque ese hombre
no un hombre cualquiera: tiene el poder especial para perdonar los pecados (el
sacramento del orden). Esa es la razón por la que vas a él.
4. ¿Porque le voy a
decir mis pecados a un hombre que es tan pecador como yo?
El problema no
radica en la «cantidad» de pecados: si es menos, igual o más pecador que vos….
No vas a confesarte porque sea santo e inmaculado, sino porque te puede dar al
absolución, poder que tiene por el sacramento del orden, y no por su bondad. Es
una suerte -en realidad una disposición de la sabiduría divina- que el poder de
perdonar los pecados no dependa de la calidad personal del sacerdote, cosa que
sería terrible ya que uno nunca sabría quién sería suficientemente santo como
para perdonar… Además, el hecho de que sea un hombre y que como tal tenga
pecados, facilita la confesión: precisamente porque sabe en carne propia lo que
es ser débil, te puede entender mejor.
5. Me da vergüenza…
Es lógico, pero hay
que superarla. Hay un hecho comprobado universalmente: cuanto más te cueste
decir algo, tanto mayor será la paz interior que consigas después de decirlo.
Además te cuesta, precisamente porque te confiesas poco…, en cuanto lo hagas
con frecuencia, verás como superarás esa vergüenza.
Además, no creas
que eres tan original…. Lo que vas a decir, el cura ya lo escuchó trescientas
mil veces… A esta altura de la historia… no creo que puedas inventar pecados
nuevos…
Por último, no te
olvides de lo que nos enseñó un gran santo: el diablo quita la vergüenza para
pecar… y la devuelve aumentada para pedir perdón… No caigas en su trampa.
6. Siempre me
confieso de lo mismo…
Eso no es problema.
Hay que confesar los pecados que uno ha cometido… y es bastante lógico que
nuestros defectos sean siempre más o menos los mismos… Sería terrible ir
cambiando constantemente de defectos… Además cuando te bañas o lavas la ropa,
no esperas que aparezcan machas nuevas, que nunca antes habías tenido; la
suciedad es más o menos siempre del mismo tipo… Para querer estar limpio basta
querer remover la mugre… independientemente de cuán original u ordinaria sea.
7. Siempre confieso
los mismos pecados…
No es verdad que
sean siempre los mismos pecados: son pecados diferentes, aunque sean de la
misma especie… Si yo insulto a mi madre diez veces… no es el mismo insulto…
cada vez es uno distinto… No es lo mismo matar una persona que diez… si maté diez
no es el mismo pecado… son diez asesinatos distintos. Los pecados anteriores ya
me han sido perdonados, ahora necesito el perdón de los "nuevos", es
decir los cometidos desde la última confesión.
8. Confesarme no
sirve de nada, sigo cometiendo los pecados que confieso…
El desánimo, puede
hacer que pienses: "es lo mismo si me confieso o no, total, nada cambia,
todo sigue igual". No es verdad. El hecho de que uno se ensucie, no hace
concluir que es inútil bañarse. Uno que se baña todos los días… se ensucia
igual… Pero gracias a que se baña, no va acumulando mugre… y está bastante
limpio. Lo mismo pasa con la confesión. Si hay lucha, aunque uno caiga, el
hecho de ir sacándose de encima los pecados… hace que sea mejor. Es mejor pedir
perdón, que no pedirlo. Pedirlo nos hace mejores.
9. Sé que voy a
volver a pecar… lo que muestra que no estoy arrepentido
Depende… Lo único
que Dios me pide es que esté arrepentido del pecado cometido y que ahora, en
este momento quiera luchar por no volver a cometerlo. Nadie pide que empeñemos
el futuro que ignoramos… ¿Qué va a pasar en quince días? No lo sé… Se me pide
que tenga la decisión sincera, de verdad, ahora, de rechazar el pecado. El
futuro déjalo en las manos de Dios…
10. Y si el cura
piensa mal de mi…
El sacerdote está
para perdonar… Si pensara mal, sería un problema suyo del que tendría que
confesarse. De hecho siempre piensa bien: valora tu fe (sabe que si estás ahí
contando tus pecados, no es por él… sino porque vos crees que representa a
Dios), tu sinceridad, tus ganas de mejorar, etc. Supongo que te darás cuenta de
que sentarse a escuchar pecados, gratis -sin ganar un peso-, durante horas, …
si no se hace por amor a las almas… no se hace. De ahí que, si te dedica
tiempo, te escucha con atención… es porque quiere ayudarte y le importas…
aunque no te conozca te valora lo suficiente como para querer ayudarte a ir al
cielo.
11. Y si el cura
después le cuenta a alguien mis pecados…
No te preocupes por
eso. La Iglesia cuida tanto este asunto que aplica la pena más grande que
existe en el Derecho Canónico -la ex-comunión- al sacerdote que dijese algo que
conoce por la confesión. De hecho hay mártires por el sigilo sacramental:
sacerdotes que han muerto por no revelar el contenido de la confesión.
12. Me da pereza…
Puede ser toda la
verdad que quieras, pero no creo que sea un obstáculo verdadero ya que es
bastante fácil de superar… Es como si uno dijese que hace un año que no se baña
porque le da pereza…
13. No tengo
tiempo…
No creo que te
creas que en los últimos ___ meses… no hayas tenidos los diez minutos que te
puede llevar una confesión… ¿Te animas a comparar cuántas horas de TV has visto
en ese tiempo… (multiplica el número de horas diarias que ves por el número de
días…)?
14. No encuentro un
cura…
No es una raza en
extinción, hay varios miles. Toma la guía de teléfono (o llama a información).
Busca el teléfono de tu parroquia. Si ignoras el nombre, busca por el obispado,
ahí te dirán… Así podrás saber en tres minutos el nombre de un cura con el que
te puedes confesar… e incluso pedirle una hora… para no tener que esperar.