Parroquia Nuestra Señora de
la Esperanza
“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido; me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor”
“Hoy se cumple esta
Escritura que acaban de oír”.
v Durante más de 30
años en Estados Unidos se leyeron las obras del Monje Raymond y una de ella se
tituló: “Católico, está usted llevando una vida peligrosa”, una llamada al
cambio de actitud.
v Comprendo que muchas
veces nuestras parroquias se convierten en remolinos de patio; estos remolinos
remueven hojas secas y basura. Tenemos que cuestionarnos.
Mientras tanto por ahí afuera hay cuestiones muy
complejas:
Durante esta semana la prensa mundial ha estado
informando sobre la renuncia del papa Benedicto XVI. Nuestro papa, nuestro
pastor, nuestra guía espiritual.
Las burlas a la que ha sido sometido el Papa han sido
increíbles y de todas las índoles, incluso mostrando que hay mafia dentro de la
Iglesia que buscaban la renuncia del Papa.
Recuerdo cuando Benedicto inició su pontificado,
nosotros los que estamos llamados a ser sus más fieles colaboradores, lo
criticábamos comparándolo con Juan Pablo II, lo llamábamos seco, que no tenía
carisma, carita de vieja, entre otras cosas. Le faltamos al vicario de Cristo,
y la pregunta sería, cual de nosotros tiene una foto de Benedicto en la Casa? El
papa inició un ministerio en la incomprensión de los que guiaría, pero ahora
renuncia y también lo hace en la incomprensión, y nosotros dejamos que se
traguen su trabajo, su esfuerzo, su legado, le hemos vuelto a faltar a
Benedicto, no hemos hecho nada para que no acaben con él. No lo queríamos,
renuncia ahora lo queríamos…
Hasta cuándo tendremos la boca callada, hasta cuando
este hermetismo que no nos deja avanzar, preferimos callar e incluso a algunos
les gusta venir a la misa porque no tienen que hablar y uno solo es el que
habla. Cuando vamos a salir del anonimato, cuando me dejaré fluir el Espíritu
que vive en mi y pasaré a la Presencia de Dios. Hay gente que siempre que se
pasa lista está ausente.
Mientras tanto nuestro planeta agoniza por pobreza
mental, pobreza afectiva, espiritual, económica, clima y agua. Nos tienen estrangulados,
esclavizados, amordazados, dormidos bajo la droga colectiva del placer y la
mentirosa globalización que nos ofrece calidad total.
El enemigo es poderoso y nosotros estamos dejando que
nos desvíen la atención, no sólo el narcotráfico, el terrorismo, la miseria de
las prácticas sexuales, porque si a eso vamos dónde están los mayores
consumidores de drogas? Y no son los países desarrollados los terroristas de
las guerras pasadas?
El problema del Planeta es la justicia, es la paz, es
la alegría, es la libertad, es la esperanza, es la educación integral, es la
salud, es la misma vida. Necesitamos acciones concretas, atrevidas, generosas
pero ahora mismas y nosotros que somos pobres debemos tener mayor
responsabilidad, más educación y disciplina.
Y el espíritu del Señor está sobre nosotros… déjalo
entrar y déjalo que ten unja…que nos dé un corazón de carne y no de piedra. La
humanidad doliente espera hombres de Espíritu Santo. Hombres de Verdad.
Sobran la mediocridad, la vulgaridad y el egoísmo.
¡Qué llamada más sublime! De los violentos es el Reino. Violencia contra el
mal. Para devolver la esperanza y la alegría, necesitamos hombres y mujeres
libres.
¿Y quiénes son los libres? Aquellos que se dejan
conducir por el Espíritu y rompe las cadenas, e ilumina oscuridades. Quien vive
la verdad sobre la vida está lleno del Espíritu de Dios.
El miserable chismecito parroquial y propio de
corazones cobardes se cultiva en la
parroquia cuando en vez de estar despiertos a la hiriente y escandalosa
situación del pueblo y de la tierra andamos enredados en cuestiones rastreras.
Dice san Pablo a Timoteo que “Las habladurías son propias de mujeres viejas”.
Los Herodes del comienzo, los Domicianos, los Nerones,
los Cesares imperiales, la bestia del Apocalipsis; asesinaron a mucho de
nuestros hermanos del comienzo, pero los débiles hermanos nuestros de aquel
tiempo se dejaron ungir por el Espíritu y vivieron en alegría, la fraternidad,
la esperanza, la fortaleza, los desafíos.
Sin embargo, los imperialistas, las bestias asesinas,
los cesares cayeron –se pudrieron- y los mártires nuestros quedaron como rocas
inmortales. Los poderes de hoy como los de ayer se secarán.
Quien no quiera dejarse ungir por el Espíritu de
Cristo y prefiera pastores que complazcan sus caprichos de malcriados no sirve
para el reino de los cielos; no es esta parroquia una pensión barata para
fieles sin vida, esto no es una fonda espiritual. Esta Iglesia está llamada a
ser una barca llena de discípulos bautizados, comprometidos por la unción del
espíritu.
Nuestro papa nos ha dado una lección de amor, de
humildad a nosotros que muchas veces nos creemos eternos y que nos enarbolamos
como dictadores de las posiciones que ostentamos. Nos dice en su texto de
renuncia: "No estamos llamados a salvar a la Iglesia,
sino a servirla, y si no puedes más la sirve de otro modo, de rodilla y
rezando; la salvación es una cuestión que atañe a Cristo. La Iglesia no es
nuestra es de Cristo" (Benedicto XVI). El problema está en el servicio, desde que
comprendamos que nuestra vida cristiana es servicio, inmediatamente venceremos
la tentación del poder, y nos daremos cuenta que se sirve siendo papa o no,
porque lo importante no es el título, sino el servicio.
Benedicto
venció las tres tentaciones del hambre de fama y de estatus, de reconocimiento
y de poder, se despojó como Cristo de todo, para quedarse humilde y sereno,
sirviéndole a la Iglesia como ella lo necesita ahora, con oración y rodillas
Y como no comprendemos las nociones del Espíritu
vivimos entonces hablando mal, que debe ser americano, que debe ser
Latinoamérica, que debe ser africano, que debe ser europeo, carajooooooo entiende la Escritura: debe
ser el que el Espíritu Elija, debe ser servidor y puntooooooooo.
Muchos me dicen que la Iglesia tiene que renovarse,
tiene que cambiar y yo les digo que si tenemos que cambiar, pero el cambio debe
ser dejar la flojera, dejar la tibieza, muchas veces no les exigimos a nuestros
fieles que se comprometan en la causa con excusas baratas de que son pobres, de
que no tienen tiempo, sin embargo, cuando se van a otra religión aparece el
tiempo, aparece el dinero para predicar aparece la disponibilidad, debemos
cambiar pero para ser más exigentes con las riquezas del reino, porque le
estamos echando las perlas a los cerdos.
Considero que es un comentario muy acertado.
ResponderEliminarTambien debemos dejar de juzgar corazones ajenos.
Felicidades Santos, me enorgullece que sea mi parroco!
Bendiciones para todos en Esperanza!