lunes, 18 de febrero de 2013

Homilía del I Domingo de Cuaresma

Parroquia Nuestra Señora de la Esperanza

Homilía

Por Padre Santos Monción 

“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido; me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor”
“Hoy se cumple esta Escritura que acaban de oír”.
v  Durante más de 30 años en Estados Unidos se leyeron las obras del Monje Raymond y una de ella se tituló: “Católico, está usted llevando una vida peligrosa”, una llamada al cambio de actitud.
v  Comprendo que muchas veces nuestras parroquias se convierten en remolinos de patio; estos remolinos remueven hojas secas y basura. Tenemos que cuestionarnos.
Mientras tanto por ahí afuera hay cuestiones muy complejas:
Durante esta semana la prensa mundial ha estado informando sobre la renuncia del papa Benedicto XVI. Nuestro papa, nuestro pastor, nuestra guía espiritual.
Las burlas a la que ha sido sometido el Papa han sido increíbles y de todas las índoles, incluso mostrando que hay mafia dentro de la Iglesia que buscaban la renuncia del Papa.
Recuerdo cuando Benedicto inició su pontificado, nosotros los que estamos llamados a ser sus más fieles colaboradores, lo criticábamos comparándolo con Juan Pablo II, lo llamábamos seco, que no tenía carisma, carita de vieja, entre otras cosas. Le faltamos al vicario de Cristo, y la pregunta sería, cual de nosotros tiene una foto de Benedicto en la Casa? El papa inició un ministerio en la incomprensión de los que guiaría, pero ahora renuncia y también lo hace en la incomprensión, y nosotros dejamos que se traguen su trabajo, su esfuerzo, su legado, le hemos vuelto a faltar a Benedicto, no hemos hecho nada para que no acaben con él. No lo queríamos, renuncia ahora lo queríamos…
Hasta cuándo tendremos la boca callada, hasta cuando este hermetismo que no nos deja avanzar, preferimos callar e incluso a algunos les gusta venir a la misa porque no tienen que hablar y uno solo es el que habla. Cuando vamos a salir del anonimato, cuando me dejaré fluir el Espíritu que vive en mi y pasaré a la Presencia de Dios. Hay gente que siempre que se pasa lista está ausente.
Mientras tanto nuestro planeta agoniza por pobreza mental, pobreza afectiva, espiritual, económica, clima y agua. Nos tienen estrangulados, esclavizados, amordazados, dormidos bajo la droga colectiva del placer y la mentirosa globalización que nos ofrece calidad total.
El enemigo es poderoso y nosotros estamos dejando que nos desvíen la atención, no sólo el narcotráfico, el terrorismo, la miseria de las prácticas sexuales, porque si a eso vamos dónde están los mayores consumidores de drogas? Y no son los países desarrollados los terroristas de las guerras pasadas?
El problema del Planeta es la justicia, es la paz, es la alegría, es la libertad, es la esperanza, es la educación integral, es la salud, es la misma vida. Necesitamos acciones concretas, atrevidas, generosas pero ahora mismas y nosotros que somos pobres debemos tener mayor responsabilidad, más educación y disciplina.
Y el espíritu del Señor está sobre nosotros… déjalo entrar y déjalo que ten unja…que nos dé un corazón de carne y no de piedra. La humanidad doliente espera hombres de Espíritu Santo. Hombres de Verdad.
Sobran la mediocridad, la vulgaridad y el egoísmo. ¡Qué llamada más sublime! De los violentos es el Reino. Violencia contra el mal. Para devolver la esperanza y la alegría, necesitamos hombres y mujeres libres.
¿Y quiénes son los libres? Aquellos que se dejan conducir por el Espíritu y rompe las cadenas, e ilumina oscuridades. Quien vive la verdad sobre la vida está lleno del Espíritu de Dios.
El miserable chismecito parroquial y propio de corazones cobardes  se cultiva en la parroquia cuando en vez de estar despiertos a la hiriente y escandalosa situación del pueblo y de la tierra andamos enredados en cuestiones rastreras. Dice san Pablo a Timoteo que “Las habladurías son propias de mujeres viejas”.
Los Herodes del comienzo, los Domicianos, los Nerones, los Cesares imperiales, la bestia del Apocalipsis; asesinaron a mucho de nuestros hermanos del comienzo, pero los débiles hermanos nuestros de aquel tiempo se dejaron ungir por el Espíritu y vivieron en alegría, la fraternidad, la esperanza, la fortaleza, los desafíos.
Sin embargo, los imperialistas, las bestias asesinas, los cesares cayeron –se pudrieron- y los mártires nuestros quedaron como rocas inmortales. Los poderes de hoy como los de ayer se secarán.
Quien no quiera dejarse ungir por el Espíritu de Cristo y prefiera pastores que complazcan sus caprichos de malcriados no sirve para el reino de los cielos; no es esta parroquia una pensión barata para fieles sin vida, esto no es una fonda espiritual. Esta Iglesia está llamada a ser una barca llena de discípulos bautizados, comprometidos por la unción del espíritu. 
Nuestro papa nos ha dado una lección de amor, de humildad a nosotros que muchas veces nos creemos eternos y que nos enarbolamos como dictadores de las posiciones que ostentamos. Nos dice en su texto de renuncia: "No estamos llamados a salvar a la Iglesia, sino a servirla, y si no puedes más la sirve de otro modo, de rodilla y rezando; la salvación es una cuestión que atañe a Cristo. La Iglesia no es nuestra es de Cristo" (Benedicto XVI).   El problema está en el servicio, desde que comprendamos que nuestra vida cristiana es servicio, inmediatamente venceremos la tentación del poder, y nos daremos cuenta que se sirve siendo papa o no, porque lo importante no es el título, sino el servicio.
Benedicto venció las tres tentaciones del hambre de fama y de estatus, de reconocimiento y de poder, se despojó como Cristo de todo, para quedarse humilde y sereno, sirviéndole a la Iglesia como ella lo necesita ahora, con oración y rodillas
Y como no comprendemos las nociones del Espíritu vivimos entonces hablando mal, que debe ser americano, que debe ser Latinoamérica, que debe ser africano, que debe ser europeo, carajooooooo entiende la Escritura: debe ser el que el Espíritu Elija, debe ser servidor y puntooooooooo.
Muchos me dicen que la Iglesia tiene que renovarse, tiene que cambiar y yo les digo que si tenemos que cambiar, pero el cambio debe ser dejar la flojera, dejar la tibieza, muchas veces no les exigimos a nuestros fieles que se comprometan en la causa con excusas baratas de que son pobres, de que no tienen tiempo, sin embargo, cuando se van a otra religión aparece el tiempo, aparece el dinero para predicar aparece la disponibilidad, debemos cambiar pero para ser más exigentes con las riquezas del reino, porque le estamos echando las perlas a los cerdos. 

1 comentario:

  1. Considero que es un comentario muy acertado.
    Tambien debemos dejar de juzgar corazones ajenos.
    Felicidades Santos, me enorgullece que sea mi parroco!
    Bendiciones para todos en Esperanza!

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