sábado, 14 de mayo de 2011

UNA PUERTA ABIERTA DE PAR EN PAR

1.- Podemos superar las dificultades con la ayuda de Jesús. En el Libro de los Hechos y en su Primera Carta Pedro nos hace ver que el Jesús crucificado es el Cristo, Mesías y Señor. Ante el sufrimiento de la persecución que experimentan los primeros cristianos, les alienta a no desfallecer imitando el ejemplo de Cristo. El cargó con nuestros pecados para que nosotros muramos al pecado y experimentemos la gracia de la conversión. Ya no vamos a andar como ovejas descarriadas, sino que tenemos un pastor que nos guía. El propósito de la epístola es sostener la fe de los destinatarios en medio de las tribulaciones que les asaltan. Hoy día también los cristianos del siglo XXI somos incomprendidos y, en algunos lugares, perseguidos. Hemos de mantener la entereza y la confianza en Dios. Es lo que proclama el salmo 22 “El Señor es mi pastor, nada me falta”.
2.- ¡Ojo con los falsos pastores! El evangelio de hoy es la respuesta a una pregunta formulada por los fariseos en el capítulo anterior tras la curación del ciego. Preguntan los fariseos: "¿Somos también nosotros ciegos?". Tomando la comparación, bastante habitual en la Biblia, de los pastores (dirigentes) y las ovejas (pueblo), se rechaza a quienes guían al pueblo mirando en beneficio de sus propios intereses económicos y políticos. Son ladrones y bandidos. Los guías de Israel no hacen uso de la puerta, es decir, no aceptan a Jesús. Este es su pecado, al que siguen aferrados. Los falsos pastores no son en este caso los fariseos, sino aquellos que se hicieron pasar por el Mesías y llevaron al pueblo a la desolación. Los falsos pastores buscan las ovejas para aprovecharse de ellas, despojarlas y conducirlas a la ruina. En cambio la misión de Jesús es dar vida a sus ovejas, dar vida abundante e, incluso, desvivirse por ellas hasta el extremo de la cruz.
3.- Una puerta siempre abierta. La salvación pasa necesariamente por Jesús. Jesús camina delante y conoce a sus ovejas. Él es el camino verdadero y viviente. Su vida y su muerte están patentes ante los ojos de todos. No dirige su comunidad desde un despacho. El conocimiento es personal. Él conoce el nombre de cada oveja, y ellas le conocen a él. Nada parecido a un ejército o a una gran empresa. Rebaño y pastor son uno. Jesús es la puerta de entrada de la comunidad cristiana más allá de las herencias sociales en materia de religión. Una puerta siempre abierta es una posibilidad que se ofrece y no es nunca un obstáculo. La comunidad y sus pastores de cada momento habrán de cuidar para no estrechar su dintel, modificando lo establecido por el único Pastor. La fidelidad al Señor es el alimento de su rebaño. Las ovejas, que hacen uso de la puerta, es decir, los que aceptan a Jesús, están a salvo, gozan de plena libertad y tienen abundancia de pastos. Jesús no ha venido a imponer una reglamentación de cargas y prácticas. Una puerta de par en par jamás es obstáculo. Jesús ha venido para que los hombres vivan y puedan acceder a la salvación. No pongamos trabas o dificultades a la salvación que Dios nos regala gratuitamente.

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